Por José Odisio

Diego Osella levantó la voz. Cansado de iniciar gestiones por un segundo delantero y que la dirigencia le diga que no, el DT lo expuso públicamente, una manera elegante de «abrir el paraguas» por si se lesiona Scocco y tiene que apelar a algún invento con jugadores que no sienten el puesto.

Tiene razón Osella? En parte sí, hoy le tiene que prender velas a Nacho y si pasara algo, deberá apelar a improvisar con Amoroso o Maxi de nueve, dos jugadores que no sienten el puesto. Para peor, el DT probó con Isnaldo en la pretemporada y malos resultados no le dio, pero el zurdo difícilmente siga con el plantel, o lo venden o lo cuelgan.

Es cierto también que en el semestre pasado Osella tuvo que improvisar ante la ausencia de Scocco y Matos y en esos partidos mal no le fue. Incluso ganó el clásico sin tener un nueve en cancha. Pero también es comprensible que el técnico entienda que si se quiere pelear el título o en ingreso a la Libertadores con Boca, Estudiantes, San Lorenzo, River o Lanús, no hay que dar ventajas y no tener un nueve suplente sería una.

«Hablé con Mazzola de Gimnasia y con Marquez de Belgrano, que no son tenidos en cuenta, pero si bien Bermúdez coincide que hay que traer un delantero, me dice que el presupuesto no lo permite», declaró el técnico, sacando a la luz dos nombres interesantes que por razones económicas fueron rechazados por la dirigencia.

Ahora suena Maxi Fornari, con un pequeño historial en Sarmiento, pero con algunos problemas de disciplina. Y si bien se puede entender la desesperación de Osella por conseguir un nueve ‘barato’, tampoco parece lógico traer por traer. Si no se puede, no se puede. Y si Scocco no puede estar un partido habrá que apelar a un invento o arriesgarse con el juvenil Tissera. La economía de Newell’s obliga a eso. Los jugadores lo entienden y Osella tendrá que aceptarlo. Y si pasa algo con Scocco, el entrenador tendrá a su favor que advirtió el posible problema. Y nadie podrá decirle nada si los resultados no acompañan.