La salida de Mauricio Caranta tomó de sorpresa al «mundo canalla». Pero sin dudas el punto final a su historia con Central lleva a reflexionar el por qué de tamaña decisión. Y aunque parezca complejo, la respuesta es simple: el arquero no se sintió cómodo ante la negativa de la dirigencia de extenderle el vínculo más allá de junio.

Si bien los directivos, tras conocer la decisión del futbolista, decidieron ofrecerle la extensión del contrato dicho ofrecimiento llegó tarde, Caranta ya había elegido irse.

Esta situación más la salida desprolija de Nery Domínguez no hacen otra cosa que exhortar a la comisión directiva de Central a cambiar algunos parámetros. Es que más allá de la política deportiva a implementar, hoy quedó un plantel diezmado. Ya que no estarán para la triple competencia dos piezas claves, independientemente de quiénes las reemplacen.

La dirigencia recibió los primeros reveses desde que asumieron. Deberán pensar si se equivocaron y en qué. Pero principalmente no tendrán que desviar la mira: Central es fútbol. Y a veces en este deporte tan profesionalizado hay que manejarse de maneras distintas dependiendo de los protagonistas en cuestión. La brújula se movió, pero hay tiempo de retomar el rumbo.