Newell’s está bien, marcha por el camino correcto. Camina derecho, erguido, con la cabeza levantada, sintiéndose con toda la confianza y creyendo que es capaz de todo. Sin estridencias, sortea adversarios más allá de cualquier dificultad, muestra fortaleza en cada uno de sus movimientos. El segundo semestre recién está dando sus primeros pasos, pero en lo que se vio hasta ahora el rumbo parece ser el indicado, hay seguridad en todos los aspectos.

La visita a Estudiantes en su estadio siempre supone un desafío complejo. Un equipo que tiene un estilo definido y al que es muy difícil encontrarle grietas. Sin embargo, nada de eso aminoró a Newell’s en su andar. Todo lo contrario, La Lepra hizo quedar envuelto al Pincha en una telaraña de nerviosismo, bronca y dudas, y en su propia casa, obligándolo a replantearse algunas consignas de cara a su fixture copero inmediato. No muchos equipos logran conseguir eso ante los de Zielinski, el conjunto de Sanguinetti pudo.

Es sabido que la principal virtud del Pincha es el juego aéreo en las dos áreas. Newell’s logró reducir esa virtud al máximo. En un duelo de torres por parte de ambos lados, fue La Lepra quien se impuso en la mayor parte de ellas. La única vez que el local ganó fue por un error de Macagno en la primera etapa, que pudo haber costado caro, ya que dos jugadores rojiblancos se molestaron abajo del arco y no lograron darle destino de red a una ocasión clara. El resto de las batallas fueron ganadas por Lema, Ditta, Velázquez y Mansilla, una y otra vez, todos titanes que se habrán sacado chichones en la cabeza de tanto despejar.

La Lepra sabe lo que quiere, y las lecturas del partido por parte de su entrenador son correctas. En este encuentro supo que la receta perfecta para llevarse puntos a casa consistía en resignar protagonismo y tenencia, esperar bien ordenado atrás y sacar el contrataque letal que pudiera marcar la diferencia a su favor. ¿Elementos esenciales? Garra, esfuerzo, compromiso, dinámica y enjundia, de todos, sumado a una fortaleza física que otorga un plus. Cada pieza con su libreto individual, pero sin apartarse del objetivo general, cumpliendo una función fundamental para sostener al conjunto.

El primer tiempo fue de mucha lucha y disputa mano a mano, con escasas situaciones (una en realidad, la mencionada anteriormente). Fue en el complemento donde se explicaron los fundamentos de este momento de Newell’s. Allí, el conjunto de Sanguinetti supo aguardar el momento exacto, resistir y, cuando se le presentó la oportunidad, no perdonó. Ya con el desnivel, supo usufructuar cada circunstancia para llevarla al terreno que le convino. Mismo examen que rindió y aprobó con creces en Córdoba ante Talleres y el último lunes ante el Bicho en el Coloso.

A los mencionados defensores rojinegros, que sacaron todo lo que cayó en al área, se hizo fuerte la prestancia en el medio de Fernández y Sforza, uno para correr y ensuciar cada intento rival, el otro para complementar al primero y aportar también lo que pudiera con su buen pie característico. Se sumó Sordo otra vez con la puntería afilada para nuevamente romper con la paridad, siendo otra vez clave, y también García, quien aguantando de espaldas a los rudos centrales pincharratas y siendo partícipe en ambas conquistas leprosas también hizo lo suyo.

La línea de cinco jugadores en el fondo le dio otra consistencia al equipo, los protagonistas así lo demostraron. Newell’s se muestra imbatible, con firmeza en el paso, da las sensación de que nada pareciera perturbarlo,  sin lucir, pero con un convencimiento del modelo a seguir que merece ser destacado. Gran parte de esto tiene que ver con el entrenador, quien dio en el clavo con el funcionamiento.

El próximo partido de La Lepra será ante Patronato, con su gente. Un rival más que accesible para seguir sosteniendo este rumbo, y creciendo en base a una idea clara, que ya sido establecida y aceptada por todos. El torneo está dando sus capítulos iniciales, pero ya en este comienzo se puede decir sin lugar a dudas que Newell’s es un equipo serio. Se puso de pie, comenzó a caminar y, por ahora, todas las señales le sonríen. Dependerá del propio Newell’s saber hasta donde están sus límites, con la certeza de que sabe lo que puede dar, y más importante aún, lo que pretende.