Por Santiago Fraga

Las democracias hablan. En Newell’s durante 14 años de irregularidades y saqueo no se le permitió al socio hablar, y hoy que en el club se vive un proceso democrático (por más tenso que a veces el clima sea) ese mismo socio es el que día a día se da cuenta del valor de su palabra, de su presencia y de su voto, más que nunca en épocas de crisis.

En la asamblea realizada el miércoles por la noche en el estadio Cubierto, alrededor de unos 2.000 hinchas (según encargados de la seguridad) hablaron y decidieron rechazar la memoria y el balance del ejercicio 2016/2017, tras una previa cargada de chicanas, desde ambos bandos, y una confusión generalizada.

Que si la Superliga sanciona, que si no; que faltan un millón de pesos por acá, que sobran un millón por allá; que descenso o no descenso; que si voto a favor, que si rechazo o que si me abstengo; que qué dice el contador; que dónde está Bermúdez; que dónde está Bellizia.

Por si fuera poco, el antecedente inmediato de una asamblea de este estilo había culminado en escándalo. Con escenas de violencia y decenas de irregularidades, en octubre pasado el sector oficialista terminó votando a favor del balance sin presencia opositora en el estadio, por lo que la Inspección General de Personas Jurídicas anuló posteriormente la validez de ese resultado e indicó que se debía volver a realizar.

Con los tiempos en juego, siempre al límite, finalmente la asamblea terminó constituyéndose cinco meses más tarde, el miércoles 28 de marzo a las 19 horas. Sin embargo, los votos de la misma empezaron a jugarse mucho antes.

Tras varios días de muchos rumores y pocas certezas, en la medianoche del domingo 25 de marzo, tan solo tres días antes de la convocatoria, las cuentas oficiales del club difundieron un comunicado haciendo hincapié en una hipotética sanción por parte de la Superliga Argentina de Fútbol que consistiría en el descenso inmediato del equipo al no reunir los requisitos para serle otorgada la licencia para competir en la próxima temporada, si es que el balance no resultaba aprobado.

Para esta afirmación, se basaron en los artículos 91, 92, 93 y 102 entre los capítulos V a VII del Manual de Cumplimiento para Solicitar y Mantener la Licencia Superliga. Especialmente, citaron el art. 91 en la parte que manifiesta “…al momento de solicitar su Licencia no podrán tener una antigüedad superior a los 16 meses contados desde la fecha de cierre de su último ejercicio y la fecha de presentación de la Solicitud de Licencia”, siendo el último balance aprobado el de la temporada 2015/2016, con ya 21 meses cumplidos.

Sin embargo, la lectura opositora hizo referencia a que el mentado artículo 91 no hace referencia a Estudios Contables solamente aprobados, sino especialmente auditados, lo que está expresamente dicho inmediatamente antes de la parte que invoca el sitio oficial del club en su comunicado, siendo la cita completa: “Los Estados Contables Auditados presentados por el Club Solicitante al momento de solicitar su Licencia no podrán tener una antigüedad superior a los 16 meses contados desde la fecha de cierre de su último ejercicio y la fecha de presentación de la Solicitud de Licencia”.

En ese sentido, dicho balance no fue aprobado por el auditor externo, el contador Guillermo Azúm, contratado por la propia dirigencia, quien decidió abstenerse al notar irregularidades severas en el mismo. En consecuencia, pese a que el socio hubiera aprobado el balance este miércoles, el mismo hubiera carecido de validez a la hora de ser presentado en Superliga. Así también, se desprende, traerían inconvenientes en dicha instancia los puntos relacionados a la AFIP y la API.

Mientras tanto, en el marco de confusión, desde Superliga en ningún momento fueron capaces de confirmar a ninguna de las partes si efectivamente se incurría en alguna sanción al aprobar o rechazar el balance, lo que dio lugar a que distintas personas hicieran su interpretación de los hechos aún logrando hablar con gente ligada al sector de Licencias del ente que regula el máximo torneo del fútbol argentino.

Así, a través del miedo, la falta de tiempo, la incertidumbre y la desesperación, en los últimos días previos a la asamblea quedó la sensación de que se intentó formar una grieta y desviar el voto del socio ya no en si el balance era correcto en sus números y formas o no, sino en que la decisión del hincha era la responsable de que el club recibiese un duro castigo.

Sin embargo, el socio no es el responsable de que haya habido ingresos de dinero en efectivo en el club que no se hayan bancarizado ni se hayan registrado como pasivos; ni que la devolución de los mutuos (financiación externa para cubrir obligaciones de corto plazo) sean de octubre cuando el balance cerró en junio y los mismos no concuerden ni en tasa, ni en plazo, ni en devolución (certificados todos por la misma escribana); ni que se emitieron cheques por montos superiores a la capacidad del club; ni que falten comprobantes que respalden muchas de las acciones financieras del balance. Todas esas irregularidades, denunciadas por la oposición, fueron confirmadas por Guillermo Azúm en el estadio.

El auditor, además, había expresado en su opinión sobre el balance: “El Club Atlético Newell’s Old Boys ha recurrido a financiación externa para cubrir obligaciones de corto plazo, instrumentadas mediante mutuos firmados por las partes ante escribano público. Existen inconsistencias entre los plazos, tasas y formas de devolución detalladas en los instrumentos, y las registraciones contables, lo cual genera incertidumbre a los efectos de la determinación de cargos en concepto de intereses y monto de la deuda total por este concepto. Esto podría tener efectos significativos y generalizados en el patrimonio de la institución, por lo que no he podido obtener elementos de juicios válidos y suficientes que me permitan expresar una opinión de auditoría”.

“Si a Newell’s entran 100 pesos y se devuelven 120. El interes es de 20 pesos. Si figura que se devolvieron 102, estamos todos de acuerdo en que hay una incongruencia”, explicó con mayor claridad de palabras el contador Azúm a la hora de ser interpelado por el opositor Daniel Giraudo en el transcurso de la asamblea.

De igual manera, con mucha certeza una de las socias que usó su palabra como oradora en la asamblea, de nombre Stefanía, expresó ante la constante amenaza que esgrimían quienes la antecedieron de un descenso en caso de rechazo del balance: “Nadie habla de cómo nos reponemos económicamente si aprobamos el balance. Nos iríamos a la B igual”, declaró, para luego ejemplificar con el caso de Independiente y su descenso atravesado de graves problemas institucionales y económicos.

Finalmente, tras varios idas y vueltas, muchas especulaciones, el cambio de último momento de postura de algunas agrupaciones que pasaron del “rechazo” a la “abstención” o incluso a la “aprobación” (caso de Ariel Moresco, quien argumentó haber podido corroborar en persona la factibilidad de una sanción), el discurso de Rafael Bielsa, el silencio de la Superliga y un panorama que daba a pensar que el balance podía ser aprobado, la mayoría de los socios presentes le dijeron que no a la memoria y al balance (que se votaron por separado) realizado sobre el período 2016/2017.

Ahora, el club deberá elaborar otro balance que solucione las incongruencias del presentado anteriormente, para ser puesto nuevamente a votación en asamblea y así saldar una importante deuda de la comisión directiva con los socios del club.

No obstante, una deuda insaldable será la de las dos grandes ausencias que tuvieron tanto el balance como los debates sobre los temas de mayor influencia económica del club, las del presidente Eduardo Bermúdez y la del juez Fabián Bellizia. En el caso del primero, el presidente de la asamblea y miembro de la CD, José Luis Conde, aseguró que su ausencia se debió a su “personalidad verborrágica” que podía alterar el clima de tranquilidad de la asamblea (!), mientras que en el caso del segundo, el propio Conde respondió, tras la consulta de un socio, que no fue invitado “porque no es socio de la institución”.

En contraposición, una cuenta que a partir de este miércoles ya no estará más pendiente será la del compromiso del socio con el club. El hecho de que 2.000 personas se hayan acercado a decidir el futuro del club siendo que, por ejemplo, en la asamblea de octubre de 2014 el número fue de apenas más de 200, marca un antes y un después histórico para la institución, independientemente de cuál hubiera sido el resultado final. Una deuda menos. Es momento de sostenerlo en el tiempo.