Por Santiago Fraga- desde el Coloso del Parque

Un duro rival, errores arbitrales, pésimos rendimientos individuales y un mal funcionamiento colectivo. Newell’s Old Boys necesitaba ganar este lunes si quería mantenerse con chances de pelear en este certamen, pero aquel cóctel terminó decantando en un empate 1 a 1 que tiene gusto a muy poco.

Sin embargo, lo más preocupante no es ni siquiera el resultado, sino las pocas herramientas que demuestra tener el local para aguantar un resultado y lo mucho que está comenzando a sufrir el tener un plantel tan corto.

Desde un primer momento, Frank Kudelka mostró que la idea de juego de Newell’s iba a ser la misma que aquella con la que consiguió la victoria ante Lanús. Dándole la posesión al rival, teniendo una línea de ataque comprometida como primer frente de recuperación, al mismo tiempo que se apuesta por ser vertical y efectivo en la elaboración cuando toca el turno de atacar, con Maxi Rodríguez como eje apoyándose en Francisco González y Sebastián Palacios y laterales que se proyectan.

La gran diferencia, sin embargo, radicó en que Talleres fue un equipo mucho más rápido que el Granate y gozó de mayor eficacia en la salida y el traslado, lo que le dio la oportunidad de generar muchas más oportunidades de peligro, que en pocas estuvo cerca de definir bien.

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El gol de Maximiliano Rodríguez, a tan solo 3 minutos de comenzado el encuentro, cayó como un regalo del cielo para el equipo leproso, que aún con dificultades pudo preocuparse más en cuidar sus líneas, sin correr tantos riesgos.

Los planes del encuentro volverían a alterarse conforme se acercaba el fin de la primera mitad, motivado en gran parte en que el árbitro Silvio Trucco perdiese el control del partido, con equivocaciones en decisiones claves que caldearon el juego, propiciando el uso de la pierna fuerte por parte de los jugadores y, por decantación, generando constantes cruces verbales y forcejeos.

Esto, a su vez, terminó derivando en la expulsión a los 45′ de Ignacio Méndez por una dura falta sobre ‘Panchito’ González, destino que debería haber corrido Tomás Pochettino por una plancha sobre Rodríguez que Trucco no consideró ni siquiera foul.

Para la segunda parte, la desesperación de Talleres y la inferioridad numérica ocasionaron que el visitante se lanzara en ataque dejando muchos espacios en el retroceso, vía con la que Newell’s en un comienzo revirtió los embates iniciales y logró hacer que los de Alexander Medina retrocedieran.

No obstante, en el que parecía el momento de mayor tranquilidad del local, apareció Pochettino, el que debía haber sido expulsado, para poner el empate tras varios toques cortos en velocidad.

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Desde el empate hasta el final, Newell’s fue un equipo impreciso, inconexo y lento, a tal punto que por momentos parecía ser la Lepra quien tuviera un jugador menos. De igual manera, la nota más preocupante resulta ser las pocas herramientas que demuestra tener el rojinegro para cuidar un resultado, algo que llegó a sufrir también en el partido pasado.

La lesión de Mariano Bittolo, sobre el final de la etapa inicial, también terminó perjudicando al rojinegro a largo plazo, a raíz de la decisión de Kudelka de apostar por poner a Ángelo Gabrielli sobre el lateral izquierdo, puesto en el que se hizo notoria la incomodidad del uruguayo.

Los posteriores cambios del equipo rosarino tampoco logrararían mover el amperímetro de manera positiva, atentando incluso contra la necesidad de Newell’s de recuperar el triunfo.

Una de las pocas cosas destacables del equipo tuvo que ver con la actuación de Aníbal Moreno, quien partido a partido se muestra más afianzado en lo individual, habiendo desarrollado una gran evolución en la faceta de recuperación y de presencia en cancha.

Por otra parte, sigue siendo preocupante lo mucho que Ignacio Scocco queda ajeno al encuentro, algo a lo que el equipo parece no poder encontrarle la vuelta aún. Sin dudas, Newell’s necesita que ‘Nacho’ participe más en el juego y tenga comodidad a la hora de maniobrar en ofensiva.

La Lepra necesitaba ganar para tener aspiraciones, pero dejó pasar una chance fundamental en un partido que, si bien fue ante un duro rival, no supo ni cuidar el resultado ni aprovechar la superioridad numérica. Para colmo, el plantel corto le empieza a jugar una mala pasada a un equipo al que el techo se le hace más bajo con cada pérdida.