Por Santiago Fraga

No hay mercado de pases que valga. Newell’s Old Boys hoy luce como un equipo que necesita aún más refuerzos que aquel que terminó la Copa Maradona en un ya bajo rendimiento.

Este domingo, la Lepra cayó derrotada 1 a 0 contra Boca, en un partido en el que continuó arrastrando errores de larga data y donde el visitante dominó el partido sin hacer grandes méritos para lograrlo.

La sensación más clara que quedó desde el primer tiempo es que la idea de juego de Frank Kudelka no se condice con el once inicial que puso en cancha.

Los ataques de Newell’s desde el comienzo consistían principalmente en la participación de Braian Rivero como armador de juego, para que apunte a la espalda de los laterales de Boca y propiciar la llegada de Enzo Cabrera o Julián Marcioni. Esta estrategia con otros nombres podría haber sido útil, pero ni es Rivero el jugador indicado para meter esas pelotas (como hoy pudo ser Formica o normalmente sería Pérez) ni son Cabrera y Marcioni los hombres rápidos capaces de conquistar el hueco detrás de Fabra o Capaldo.

Este plan, además, opacó la presencia de los dos referentes en la cancha, Mauro Formica e Ignacio Scocco, alejándoles la pelota y remitiéndolos a ser meros espectadores de primera fila en un equipo que no da pie con bola.

En contraposición, Boca demostró algunos problemas en la zona defensiva y le faltó un poco de claridad en el ataque. Si bien manejó más la pelota y basó en ello su dominio, realmente pocas ideas tuvo con ella, dependiendo mucho de la exquisita técnica de Edwin Cardona o la velocidad de Eduardo Salvio y Sebastián Villa, con la esperanza vana de que saquen algo de la galera.

El 0 a 0 del primer tiempo se explica solamente en ello, en una gran actuación de Alan Aguerre (tres atajadas claves en la noche), a que nuevamente Yonatan Cabral y Manuel Capasso cumplieron, a un sacrificado Manuel Llano (contra una de las delanteras más difíciles de marcar) y a un decente rendimiento de Matías Orihuela, a quien hasta hace unos días se pensaba borrado y terminó ingresando ante la desafortunada lesión de Mariano Bittolo.

El problema de jugar tan al filo, y sobre todo contra un equipo de tal jerarquía individual, es que el primer error se hace pagar caro, y así fue cuando a los 25 minutos del complemento Carlos Izquierdoz ingresó al área sin marca alguna (cortina sobre Cabral) y definió de cabeza el 1 a 0 para la visita.

Previamente en el segundo tiempo, las primeras piezas que decidió mover Kudelka coincidieron con la lectura de la parte inicial, con el ingreso de Jerónimo Cacciabue, Alexis Rodríguez y Maxi Rodríguez en lugar de Rivero, Cabrera y Formica. Sin embargo, aún así el equipo no tuvo la pelota en ningún tramo.

La única vez que Formica tuvo la pelota, tiró un lujo para sacarse un defensor de encima y quedó mano a mano con Andrada, quien salvó su arco. Las únicas dos veces que Scocco tuvo la pelota, en la primera gambeteó jugadores y se la dejó en el área a Maxi, que no pudo centrar con claridad, y en la segunda volvió a entrar a pura gambeta para quedar mano a mano con el arquero de Boca. Fuera de estas tres acciones, no tuvieron participación alguna en el juego, algo que debería ser inadmisible en vistas de lo que propone y produce Newell’s en los hechos, cuando son los jugadores por los que sí o sí tendría que transitar el ataque.

Por ello es que, pese a la alegría que significa en el hincha el regreso de Cristian Lema, la verdadera gran pérdida del rojinegro no estaba en la zaga (aunque las nuevas caras no vienen nada mal) sino en la salida de Sebastián Palacios, ya que sin él Newell’s perdió cualquier tipo de creatividad y explosión en la ofensiva.

La situación luce preocupante, pensando en un equipo que arranca el semestre con aspiraciones de pelear alguna de las tres competencias que disputa. El plantel luce descompensado (sobran jugadores por el centro y faltan por los costados), las figuras no tienen el protagonismo ni el nivel necesario y el técnico se muestra cada vez con más problemas de planificación y resolución y sin respaldo.