Sábado triste para el mundo del fútbol y Rosario Central. Es que uno de sus mejores exponentes, Roberto «Chango» Gramajo, falleció este sábado a los 75 años.

El club de Arroyito envió el comunicado a través de sus redes sociales, donde lamentó el deceso y le envió las condolencias a sus seres queridos. En el Canalla logró el Torneo Nacional 1971 y fue autor de goles muy recordados por la parcialidad auriazul.

A partir de la lamentable noticia, miles de hinchas de Central comenzaron a homenajear al Chango con publicaciones, mensajes de despedida y agradecimiento por lo brindado en la institución.

«Con profundo pesar, comunicamos el fallecimiento de Roberto Gramajo y enviamos nuestras condolencias a sus seres queridos. El Chango, nacido en Santiago del Estero, supo vestir nuestra camiseta y coronarse campeón del Torneo Nacional 1971. Siempre muy querido por los hinchas, fue un destacado jugador auriazul de finales de los 60 y principios de los 70. Que en paz descanses, Chango querido», fue el mensaje de Rosario Central, mientras que otros eligieron recordar que fue autor de uno de los goles en la final del 71 a San Lorenzo y uno de los tantos más emblemáticos a Newell’s en el 70.

 

Sin dudas se trató de uno de los grandes ídolos de Central. A partir de su destacado rendimiento, Gramajo se ganó el corazón del hincha. Fue un jugador muy importante para el Canalla y nunca pasó al olvido.

Nació en La Banda, Santiago del Estero, el 28 de julio de 1947 y comenzó a jugar a los 15 años en Central Argentino y a los 16 ya jugaba para su selección provincial.

Con 19 años, fue comprado por Rosario Central por 4.750.000 pesos y debutó en primera división el 29 de octubre, por la octava fecha del Torneo Nacional de 1967, ante Platense, en la victoria 3 a 0 en la cancha de Newell’s. Tuvo la oportunidad de ser titular, ya que Gennoni (quien jugaba en su puesto) había sido expulsado la fecha anterior. En su segundo partido, marcó su primer gol en la derrota por 3 a 2 ante River en el estadio Monumental. Su estado físico no era el mejor, por lo que, mientras se ponía en forma, seguía jugando partidos en la reserva de su equipo.

En su segunda temporada en Central se ganó la titularidad y marcó once goles: fue el goleador del equipo en el Metropolitano de 1968 con nueve tantos e hizo dos goles por el Nacional.

En 1969, Central sólo disputó el campeonato Metropolitano y el Chango marcó solo un gol. En el reclasificatorio de ese año marcó otro gol, mientras que 1970 fue un buen año de Gramajo en el club: marcó nueve goles en 19 partidos jugados del campeonato Metropolitano y 13 en el torneo Nacional, donde Central obtuvo el segundo puesto. El 2 de octubre Roberto realizó una de las mejores actuaciones de su carrera: le marcó cuatro goles a Independiente.

Otro recordado gol que el “Chango” hizo en 1970 fue el que le convirtió a Newell’s en un clásico rosarino favorable a Central por 4 a 1, disputado en el estadio rojinegro. Cuentan las crónicas que ese día, Gramajo gambeteó al arquero y, casi junto al palo, hizo cruzar la pelota la línea de gol apenas medio metro. Con el mismo movimiento la sacó, la levantó, la tomó con su mano derecha y así la llevó, mostrándola en lo alto a la oficial leprosa como si fuese un mozo portando una bandeja. ​

Durante el Metropolitano de 1971 disputó 32 encuentros y marcó cinco goles. En la Copa Libertadores jugó cuatro partidos y marcó un gol en la victoria ante el Sporting Cristal por 2 a 1. Consiguió el título del campeonato Nacional de ese año jugando 13 partidos y haciendo siete goles. Fue una pieza importante en la victoria a San Lorenzo en la final, ya que marcó el primer gol de la victoria por 2 a 1.

Su último torneo en Rosario Central fue el Metropolitano de 1972, donde hizo tres goles. Por la Copa Libertadores de ese año, hizo el gol de la victoria por 1 a 0 ante Atlético Nacional. En total, jugó 160 partidos y marcó 57 goles para Rosario Central.

Se fue un recordado héroe canalla, quien fue homenajeado en más de una ocasión en sus visitas a la ciudad, en la que el Gigante era parada obligada. Por siempre quedará la leyenda.