Luis Scola, histórico capitán de la selección argentina de básquet y último integrante de la Generación Dorada que logró el oro olímpico en Atenas 2004, se llevó todos los aplausos en su despedida tras la eliminación con Australia de los Juegos Olímpicos de Tokio.

«Intento apartarme de esta situación, fue un golpe bajo porque estaba esperando que termine el partido. No sé muy bien qué decir, terminó y ya está. Estoy golpeado emocionalmente», declaró un emocionado Luifa desde la zona mixta.

El ala-pivot de cinco participaciones olímpicas que retrasó su retiro para poder estar junto a sus compañeros en la capital japonesa, un año después de lo previsto por la pandemia de coronavirus, brindó su «máximo compromiso y esfuerzo» con la Albiceleste.

«Le di máximo compromiso y esfuerzo, los mejores años de mi carrera. Intenté mantener la compostura lo más que pude, pero me voy en paz, sabiendo que quería llegar hasta el último momento trabajando y lo pude conseguir», sostuvo Scola.

El jugador de 41 años concluyó diciendo que «recién terminamos, ahora toca descansar un poco y ver lo que viene, no sé ni qué pasa mañana, hay que replantearse todo en épocas de cambios. Vamos a parar un poco la pelota y empezar a definir el futuro».

En tanto el entrenador Sergio Santos Hernández, dejando de lado el resultado, destacó la figura de su dirigido: «Él fue el mejor y el más increíble jugador que haya nacido acá, nos llevó a lugares insospechados, quiero decirle gracias y nada más».

Australia fue demasiado para las aspiraciones argentinas en básquet