Por Santiago A. Fraga

Newell’s volvió a encontrar en el banco de suplentes las respuestas que no puede hallar desde el once titular y sumó su segundo triunfo como local en la Liga Profesional, derrotando por 1 a 0 a un golpeado Defensa y Justicia en el estadio Marcelo Bielsa.

La alegría del triunfo opaca el gris del rendimiento, pero sobretodo representa una bocanada de aire para un equipo que sabe que debe sumar la mayor cantidad de puntos posibles en esta etapa pre-receso para luego meter mano muy firmemente en el mercado de pases.

Al igual que en el partido anterior frente a Platense (y que en la mayoría de los disputados en el Coloso en este 2024), la ‘Lepra’ exhibió un fútbol apático, con muchos errores individuales y sin demasiadas ideas para poder generar riesgo en el arco visitante.

Así como a principio del año se notaba la fuerte influencia de ejes claves como Éver Banega y Juan Ignacio Ramírez, ahora también se nota la sobredependencia sobre esos jugadores y Newell’s siente tremendamente sus bajones de rendimiento.

Con Banega impreciso y desconectado de sus compañeros (resulta llamativo como decididamente no patea cuando tiene la oportunidad de hacerlo y prefiere abrir para un costado) y con Ramírez siendo una sombra en ataque, el circuito de juego de Mauricio Larriera se oxidó rápidamente. Con Jerónimo Cacciabue orbitando la cancha y Francisco González sin poder desequilibrar en ningún momento, durante 60 minutos pareció que la esperanza leprosa era que Brian Aguirre se sacara tres jugadores de encima y pateara al arco o enviara un centro, complicándole la existencia al joven extremo.

En contraposición, Defensa y Justicia, con director técnico interino y viniendo de seis partidos sin ganar, decidió hacer un juego calmo y conservador, con líneas atrasadas, sin dejarle espacio a Banega y apretando en la salida cuando fuera posible.

Así llegó incluso a forzar algunos errores de la defensa y el mediocampo rojinegro, aunque sin poder llegar tampoco con contundencia al área de Lucas Hoyos.

Este panorama de no tener ideas para atacar, pero tampoco sufrir embates de un rival decidido a no arriesgar, es la fórmula que lleva a esa meseta aburridísima en donde nada ocurre, nadie rompe y los minutos se consumen, algo que si bien no hace ver al local como superado o jugando mal, sí le conviene definitivamente al contrario en su juego.

Al igual que con Platense fue Aguirre, esta noche la llave del partido leprosa nuevamente estuvo en el banco de los suplentes. Esteban Fernández y Misael Jaime le dieron una pausa productiva y una vuelta de tuerca a las jugadas de ataque del rojinegro, mientras que Guillermo May resulta más determinante en la recuperación temprana de la pelota con su presión sobre los defensas y Armando Méndez demuestra constantemente por qué es uno de los mejores refuerzos de Newell’s de los últimos torneos.

Fernández abrió para la izquierda, Jaime encaró y tiró el centro y Méndez apareció por el segundo palo para conectar un cabezazo al ángulo y darle una enorme alegría a todo el pueblo leproso que este 25 de mayo se acercó al Coloso del Parque.

Con solo 10 minutos por jugarse, la ventaja fue decisiva para que el rojinegro controle la pelota ante un rival frustrado y diezmado por los cambios que había tenido que hacer por lesiones de sus defensores Alexis Soto y Esteban Burgos.

Párrafo aparte para Lucas Hoyos, que con el partido cero a cero tuvo dos intervenciones claves para mantener la valla invicta y que Newell’s pueda llevarse estos tres puntos.