El Newell’s de Vojvoda gritó fuerte en el Coloso. Venció por 3 a 2 a River en la final de reserva y se adjudicó el título. Iván Silva, de penal, y Tissera en dos oportunidades, marcaron los tantos del encuentro.

En los primeros minutos, la Lepra fue el que propuso y River el que esperó. El equipo de Vojvoda fue ganando confianza pero los Millonarios lo esperaban bien plantado. El dominio de Newell’s quedó impreso en el resultado, cuando Iván Silva se encargó de vencer al arquero de River desde los doce pasos.

El gol sirvió para romper el cero y abrir una ventaja en el marcador. Fue el envión anímico que necesitaba la Lepra y que no esperaba River, que se vio visiblemente golpeado por el tanto de Silva, pero que con el correr de los minutos fue ganando terreno.

River es ahora el que domina la pelota y las situaciones en campo contrario, mientras que la Lepra apuesta al contragolpe.

El reloj corría los roles iban cambiando: era River el que disponía de la pelota, y Newell’s el que, poco a poco, iba cediendo terreno peligrosamente. Nicolas Godoy, el hábil volante riverplatense, era el que movía los hilos del partido, pero a su equipo le faltó presionar el acelerador en los últimos metros.

Cerca del final de los primeros 45 minutos, la situación había cambiado radicalmente a como se desarrollaba previo al gol de Silva. El equipo rojinegro jugaba muy cerca de su arco, no por elección, sino por imposición. Le costó mucho salir del asedio debido a la constante presión millonaria y a la hegemónica posesión de pelota del equipo rival.

En el peor momento de Newell’s, un contragolpe implacable dejó a Matías Tissera de cara al gol de la tranquilidad. El 9 la empujó para festejar un 2 a 0 que lo deja muy cerca del objetivo.

El resultado sorprende, ya que la Lepra no había tenido un buen primer tiempo. Fue superado en todas las líneas menos en lo más importante: el resultado.

La eficacia y la tranquilidad para esperar y concretar, dio sus frutos.

Con River jugado en ataque, Tissera fue el encargado de estirar la ventaja en el inicio del segundo tiempo. Poco después, Claudio Saltos descontó para un River que estaba lejos en el marcador pero que continuaba vivo.

El comienzo de la segunda parte fue movido. Newell’s no se quedó con los brazos cruzados y salió con el arco rival entre ojos, en tanto que River, desesperado, se desarmó en busca de un nuevo descuento.

El partido se moría, pero River encontró un penal y descontó nuevamente a través del ecuatoriano Casquete. Se le terminó complicando el partido a un Newell’s que estuvo tranquilo en el desarrollo del juego.

Dejando de lado el suspenso del final, típico del desorden de un equipo desesperado por buscar el descuento, fue un merecido triunfo. Terminó siendo más ajustado de lo que se esperaba, pero la eficacia le da la razón en esta victoria.