Foto: gentileza Lautaro Girard / Línea de Tres

La réferi Olga Zucchio fue elegida por segundo año consecutivo como mejor árbitro del Femenino local. Es rosarina, ejerce su profesión hace 36 años y fue, además, la primera mujer en dirigir el torneo nacional a finales de la década del 80, tiempos en que era dificícil para una mujer insertarse en ámbitos deportivos ya que primaban las figuras masculinas.

La votación en la que destacaron a Zucchio fue el resultado de la ya tradicional encuesta que realiza Básquet Rosario. En este caso se eligieron también el «Quinteto ideal», la «mejor jugadora», la «revelación» y el «mejor DT».  En los próximos días estará disponible la información sobre el resultado del circuito de básquet masculino de la ciudad.

Zuchio recibió la noticia con mucho entusiasmo. Contó a Conclusión que fueron innumerables los llamados y mensajes que recibió. «Se nota el cariño de la gente y de lo que uno da adentro de la cancha. Más allá de que podemos dirigir bien, mal o regular hay otra cosa más importante que es el respeto y eso la gente lo valora», dijo.

Apasionada por lo que hace desde hace más de tres décadas, la réferi consideró: «Lo que tiene que entender la gente es que por nosotros no va a pasar la definición de un partido, porque somos personas honestas, por lo menos la mayoría, y que vamos a hacer nuestro trabajo y lo que pretendemos es volver tranquilos a nuestras casas sabiendo que dimos lo mejor de nosotros, obviamente, dentro de los márgenes de errores que tienen tanto los jugadores como el técnico o los árbitros. En definitiva, como lo tienen todos los seres humanos».

Foto: gentileza Lautaro Girard / Línea de Tres

— ¿Cuándo comenzaste con el arbitraje?

—Arranqué a los 17 años. A los 19 me convertí en la primera jueza nacional del país y desde allí hice toda una carrera ascendente en la liga nacional, después me retiro de la liga y comienzo a ditigir masculino en Rosario a los 27 años.

—¿Cómo te recibieron?

—A nivel nacional no tuve ningún problema, siempre fui una más. Muchas veces me encontraba con que el vestuario de los árbitros era uno solo, entonces esperaba que se cambiara uno, otro y así nos turnábamos. Siempre fui la figurita rara. Cuando vengo al masculino fui discriminada por Raúl Foradori (por entonces al frente de la Asociación Rosarina de Básquet de Rosario), me dijo que este era un deporte de hombres. Me bajaron de la primera y no me daban partidos. Después vino el gran Amílcar Tamburri y obviamente me abrió las puertas de la Asociación.

—¿Y con tus compañeros en Rosario?

—Con mis compañeros fue difícil, eran todos intocables. Tuve que hacer todo un trabajito de hormiga hasta que llegué y dirigí primera, me mantuve y seguí y hoy hay una igualdad en todo sentido. Y hay que destacar que, mas allá del respeto que me tienen, hoy hay muchas chicas dirigiendo. Aunque siempre algún machurilismo sale, pero es una cuestión de la asociedad que todavía nos está costando un poquito cambiar.

—¿Cómo es el trato de la gente?

—Adentro de la cancha creo que me respetan un poco más que a los hombres, pero creo que ese repeto uno se lo ganó por mismo respeto que uno impone. Siempre les digo a los chicos (a los árbitros más jóvenes) que primero tienen que respetar ellos para que sean respetados.

—¿Cómo recbiste la noticia de esta elección por segundo año consecutivo? 

—Recibí tantos mensajes de cariño que te dan ganas de seguir, y pensar algo bien hice. Y hay que seguir por los chicos más jóvenes y por las mujeres.