Por Pablo Martínez

Central tuvo todo para quedarse en la Sudamericana, porque desde el buen juego en la zona de volantes, tuvo esperanzas de lograr un triunfo que no pudo ser. Es que por sus propias limitaciones en ofensiva, con un Ruben lejos de su mejor nivel y muy solitario, no pudieron inquietar al arco brasileño.

El elenco de Chamot, controlaba el juego, copaba todos los espacios y San Pablo estaba molesta. Acaso en el momento del Auriazul, llegó ese error que le costó demasiado. Primero con el error de Ferrari arriba y después, con la falta de marca de Da Campo que dejó libre a Nene, que mandó el centro y después Souza, puso el 1 a 0.

Pero el Canalla no se desesperó y con las figuras de Gil y Ortigoza, intentó volcar todo lo que tenía al campo rival, era criterioso en el pase corto y preciso, pero cuando llegaba al área 18, se iba diluyendo en cada ataque.

Chamot planteó con inteligencia el partido, pero se durmió en el final, porque metió cambios en ofensiva muy tarde, recién faltando 5 minutos, puso a Lovera y Zampedri, para tratar de empatar y clasificar, fue muy tarde.

El resultado fue el previsible, pero en el trámite fue sorprendente, porque Central mostró una imagen muy mejorada de lo que venía exhibiendo y solo le faltó mayor profundidad para quedarse con algo.

Al fin al cabo, el conjunto Auriazul mostró una luz de esperanza al final del camino, y si bien los objetivos fijados en el inicio del año, no se cumplieron (eliminado de la Sudamericana y sin clasificar para la próxima), mostró otra cara, tras el papelón que protagonizó con Arsenal.

Una nueva derrota del equipo de Arroyito, que no levanta cabeza, pero que esta vez, dejó otras sensaciones, menos preocupantes. Es el final de la temporada futbolística, y el de algunos jugadores en el plantel profesional, es tiempo de análisis y reflexión, con el protagonismo de los dirigentes, que tendrán elegir el técnico y un nuevo proyecto deportivo.