Por Pablo Martínez

Guido Di Vanni, es un trotamundos del fútbol, comenzó su historia con la pelota en Rosario Central. Pero como a muchos chicos, debió dejar la entidad de Arroyito, porque no tenía lugar en el fútbol juvenil. A partir de ese momento, los caminos recorridos por el futbolista rosarino, lo llevaron a diversos lugares del mundo.

En diálogo con Conclusión, Di Vanni, contó su curriculúm: “Empecé en Adiur cuando era muy chico, de ahí pase a Banfield, a la edad de quinta división, empecé a jugar de manera profesional, estuve dos años y de allí, me fui a Gimnasia de Jujuy en el Nacional B, donde convertí mi primer gol en primera, luego pase por Ferro y en el 2012, llegué a Sportivo Luqueño”.

Y prosiguió en su recorrido por su carrera profesional: “Después firmé un contrato con Guaraní por cuatro años, de ahí me fue seis meses a Bulgaria, volví a Luqueño, en el primer semestre no jugué y tuve continuidad en esta última parte del año, jugando en la copa (Sudamericana)”.

En su estadía por el Taladro, tuvo un compañero de lujo: “En Banfield, pude jugar con James Rodríguez que tenía 16 años cuando llegó, fue a la reserva y seis meses después, el técnico Falcioni lo llevó a primera. Un año más tarde, lo vendieron a Portugal, apenas jugó, se notaba que era distinto”.

También se refirió al breve paso por Bulgaria: “Muy fría la gente, muy cerrada, por suerte tenía varios compañeros que hablaban el español y me juntaba con ellos, solo estuve seis meses”. “En Paraguay, el fútbol se vive como acá, están todo el tiempo, mirando lo que se hace en Argentina”.

Por otra parte, habló del gol que convirtió en las semifinales de la Copa Sudamericana (en el cotejo de Ida ante Santa Fe): “Lamentablemente no sirvió para llegar a la final, nos daba la chance de ir con ventaja a Colombia, pero después nos empataron y se nos complicó. En Bogotá, no pudimos hacer un gol y nos quedamos afuera”. Y agregó: “En el partido de vuelta, no sentimos tanto la altura, pero en el final ellos corrían mucho y nosotros se nos notaba más cansado”.

Para finalizar, hizo referencia al desarraigo que significa estar lejos de casa: “Siempre tengo ganas de volver a Rosario, disfruto cada vez que tengo vacaciones, todos los días que puedo, intento disfrutar con la familia, pero también me gusta lo que hago, en cada viaje que sale la paso bien y sacó lo bueno de cada cosa”.

Di Vanni, no tiene el futuro asegurado, terminó su vínculo con Sportivo Luqueño y analiza ofertas para la temporada próxima. Su participación en la Sudamericana, fue una vidriera importantes para continuar viajando por distintas latitudes, demostrando sus dotes de goleador.