Por Enrique Genovar

En el fútbol argentino es casi imposible conseguir resultados sin guapeza. Y fue precisamente eso lo que mostró el equipo de Leonardo Fernández ante Boca, como principal virtud. Es que al orden, a la inteligencia y a varias buenas actuaciones; el Canalla en su victoria ante el Xeneize fue un equipo guapo.

Y no fue fácil imponer esa guapeza en la noche de domingo. Es que enfrente había un equipo que utiliza la chapa que da la camiseta para imponer su temple. Un conjunto de jugadores que no sólo parece, sino que tiene siempre una protesta por hacer más que el resto o una falta a cometer más que la mayoría de los equipos del fútbol argentino. Pero el equipo de Fernández demostró que está comprometido, no sólo en levantar el presente, sino que su compromiso es con la camiseta.

La incómoda posición en la tabla y la eliminación en la Copa solamente hicieron mella en la continuidad del anterior cuerpo técnico. Es que los futbolistas tomaron el cimbronazo como algo positivo y encontraron en el actual entrenador a alguien con quien poder transformar la vergüenza deportiva en positivo.

Ningún hincha imaginaba que esta nueva conducción técnica iba a sacar adelante dos partidos bravos como el que tuvo. Y si bien el final de esta “mini historia” tendrá su desenlace en el Clásico de la semana que viene, hoy el despertar futbolístico que evidenció el equipo es para resaltar y pensar que la continuidad del cuerpo técnico de Fernández comienza a no ser una utopía como parecía un par de días atrás.