Por Fabrizio Turturici

El entrenador de la selección argentina de futsal, que escribió la página más dorada de este deporte a nivel nacional, tras consagrarse campeón en el Mundial de Colombia 2016, no se duerme en los laureles y ya pergeña su siguiente hazaña: consolidar una liga nacional de futsal.

Diego Giustozzi expresó, en entrevista de Conclusión, su deseo de poder volcar toda su experiencia personal en un certamen ambicioso, donde se reúnan “Buenos Aires y el interior para dar el salto de calidad que se necesita y poder llevar a este deporte hacia el profesionalismo”.

“Mi pasión por el futsal nació desde chiquito, aunque con el tiempo este hobbie se transformó en una profesión. Tuve un representante que me llevó a jugar a Europa, donde viví durante 16 años; y luego me convocaron al seleccionado, con el que disputé tres mundiales”, relata apasionado.

Pero quizás su “utopía más increíble” haya sido con el buzo de entrenador, donde guió al seleccionado nacional hacia su primera copa del mundo, tras vencer en la final a la poderosa Rusia por 5-4 y alzar el trofeo mayor en la ciudad colombiana de Cali.

Giustozzi aclara que “lo importante es seguir manteniendo las pasiones que uno tiene desde chico. Amo lo que hago, soy argentino y el hecho de levantar una copa del mundo con esta selección, algo que veía tan lejano hace un tiempo, me resulta difícil explicar con palabras”.

“Cuando uno tiene un minuto de pausa y se pone a reflexionar las cosas vividas, tiene una sensación extraña pero a la vez hermosa. Pusimos a Argentina en el techo del futsal mundial, que era uno de nuestros objetivos principales, pero tenemos que seguir trabajando”, agregó.

Acerca de sus ambiciones, consideró que “como entrenador, fui entendiendo por qué los grandes eran grandes y nosotros no podíamos estar en su nivel. Sentíamos la necesidad de encaminar nuestra realidad mucho más allá de los títulos conseguidos, pensando en un proyecto a futuro”.

“Volcando toda la experiencia que adquirí en mis años en Europa, viajando por todo el país y viendo las problemáticas a donde apuntar, propuse un proyecto de liga nacional. Fue aceptado y ya tenemos un presupuesto, algo que nos enorgullece porque el futsal nacional necesita de ideas propositivas y modernas para competir como Buenos Aires”, sostuvo.

Giustozzi asegura que “la frase ‘no se puede’ no existe, ya que como lo demostramos con la selección, todo es posible. Ahora tenemos la posibilidad de llevar a cabo un proyecto único en la historia nacional de este deporte y tenemos que afrontarlo”.

—¿Buscan imitar el proyecto Najnudel que llevó a la exitosa liga nacional de básquet?

—Yo estuve muchos años en Europa y me olvidé de la historia argentina. Aprendí de los mejores en mi deporte y traté de adaptarlo a la realidad de nuestras problemáticas. A partir de ahí, formulé un proyecto que dejó contento a la gente de Fifa y AFA. Luego me fui enterando de la historia del básquet, pero yo no me quiero colgar ninguna medalla personal. A mí no me interesa el ego, todo lo que hago es por el bien del futsal argentino. Yo tengo otro trabajo y otro sueldo, lo que hago por este deporte es puramente por pasión. Acá no hay un apellido, quiero que todos se sientan partícipes y pongan al nombre del futsal por encima de todos. Estamos en un momento histórico y único para dar ese salto de calidad, ojalá que lo entendamos.

—¿Cuál sería el formato del certamen que proponés?

—Había que solucionar dos problemas: la parte económica de las distancias y darle competencia semanal y mensual a los chicos del interior. La gran diferencia entre Buenos Aires y el interior no es la calidad técnica individual, sino que necesitan rodaje para competir en la elite. También buscábamos obtener un presupuesto para que los clubes no inviertan sus fondos en viajes, sino en sueldos y gastos internos.  A partir de esto, se diagramarán muchas cuestiones con ochenta equipos que se irán eliminando a medida que pasen las fases.

—Para alcanzar el bien común, ¿vería con buenos ojos que se termine la puja existente entre AFA y Cafs?

—No pierdo ni un segundo en esto, porque en definitivamente son dos deportes distintos, o dos federaciones distintas con diferentes reglamentos. Desde que yo juego futsal que el fútbol de salón existe, así que ellos seguirán haciendo su vida y nosotros la nuestra. El futsal se transformó en un deporte profesional y creció a pasos agigantados. A diferencia del otro, mucha gente vive de este deporte que lleva el nombre de Fifa y AFA, por eso tenemos que sacarlo adelante.

—Por último, ¿qué futuro augurás en caso de que pueda consolidarse este modelo?

—Es un proyecto a largo plazo. Algunos miran los resultados que tendrán en 2018, pero yo prefiero enfocarme en lo que será 2028. Son etapas que tenemos que atravesar, pero para eso se necesitan dar pasos firmes, seguros y concretables. Tengo una ilusión tremenda porque este deporte está a las puertas de la profesionalidad, igual que estaba Europa hace veinte años, cuando yo fui a jugar. La gente todavía no lo sabe ni se da cuenta, así que espero que la liga nacional sea el salto definitivo de calidad que necesitamos.