La crisis entre Rusia y Ucrania ha tenido un fuerte impacto en todos los ámbitos, y el deporte no ha quedado al margen de la misma. En las últimas horas, la UEFA decidió trasladar la final de la Champions League que se disputaría en San Petersburgo a Paris. A esta decisión, se le sumó la Fórmula 1, cancelando el Gran Premio de Rusia que debía celebrarse entre el 23 y el 25 de septiembre en el autódromo de Sochi.

Luego de la decisión, se difundió un comunicado que describía en sus líneas que «el campeonato mundial de Fórmula 1 de la FIA visita países de todo el mundo con una visión positiva para unir a las personas, acercando a las naciones». A lo que además añadió: «Estamos observando los acontecimientos en Ucrania con tristeza y conmoción y con la esperanza de una resolución rápida y pacífica de la situación actual».

El jueves por la noche, la Fórmula 1, la FIA y otros equipos discutieron la posición del automovilismo en torno al conflicto bélico y la conclusión fue que “es imposible celebrar el Gran Premio de Rusia en las circunstancias actuales».

Antes de que se tomara la decisión, algunos pilotos ya habían mostrado su negativa a correr en territorio ruso. El más contundente había sido Sebastian Vettel. Pero otros como Max Verstappen y Carlos Sainz también habían dejado claro que no quieren ir a correr a dicho país, en el mes de septiembre.