Por Paulo Viglierchio 

Rosario Central acentuó su buen momento con una goleada ante Central Norte de Salta en su estreno por Copa Argentina. Un buen paso teniendo en cuenta que estos encuentros suelen ser traicioneros y cualquier mínima distracción o subestimación de las circunstancias puede pasar una mala factura a los equipos de Primera División, ante conjuntos humildes que no se guardan nada y dejan la piel para poder hacer un compromiso digno y quedarse con el jugoso cheque, que en muchos casos sirve de sustento cuando el mango no sobra y hay que hacer malabares para sostener las economías de las instituciones.

En ese sentido, el Canalla jugó un partido serio, en ningún momento menospreció a su rival. Por el contrario, el entrenador Miguel Ángel Russo entendió que así debía plantear el trámite y su formación lo ejecutó a conciencia. Es más, Central se vio sorprendido en la primera mitad por un buen Central Norte, que diagramó un esquema en el que buscó disputar la mitad de la cancha y salir rápido de contraataque cuando dispusiera de espacios.

Así, si bien el conjunto auriazul dispuso de la pelota y de hecho pudo haber abierto el marcador con un par de jugadas claras (una de Malcorra dentro del área chica fue la más nítida), al no poder abrir el marcador rápido, el Cuervo se fue animando y aprovechó algunos yerros contrarios en defensa para dar el mensaje ‘no me vine a tirar atrás, vengo a pelear’, con una esfuerzo loable. Tal fue el grado de competitividad que Vella, con un buen derechazo de tiro libre (¿pudo hacer algo más Broun), venció la estirada de Factura y abrió el marcador para los salteños.

Al igual que le pasó en la Liga Profesional, el Canalla reaccionó rápido y, tras una pared entre Candia y Campaz, el colombiano fusiló de zurda a Caprio y empató la historia, todo como al comienzo. El Bicho fue lo más claro en ataque, con gambetas, velocidad y atrevimiento, más asentado que al comienzo de su ciclo en Arroyito, Malcorra también acompañó con su jerarquía, aportando la pausa en los momentos claves. Como contrapartida, Candia sigue haciendo méritos para salir del once titular, su aporte es totalmente nulo, en todos los aspectos, lo única decisión del entrenador que cuesta entender. En el fondo, Mallo se mostró firme como siempre, despejando por cualquier vía.

Con el empate, Central se acomodó mejor, fue clave irse al entretiempo en paridad de condiciones. En el complemento, en base a la diferencia física de categorías, pudo sacar la ventaja necesaria para estar tranquilo. Cuando el arquero salteño había tenido un par de intervenciones interesantes ante Campaz y Mallo aún con la historia igualada, Suraci desvió contra su arco un centro rasante del primero y a partir de allí se desniveló la cosa.

O’Connor y Bianchi, en pocos minutos, demostraron que son mucho más que Mac Allister (otro de muy floja presentación) y Candia. De hecho, el juvenil tiene mérito doble por jugar en un puesto que no es el habitual, en tanto el delantero al menos hizo notar su presencia, incluso marcó su un buen gol de cabeza que fue anulado por un supuesto offside más que dudoso.

Ya con la ventaja, el Canalla pudo manejar mejor la pelota al disponer de tiempo y espacios para decidir, con un Central Norte yendo a torcer el rumbo con sus nobles armas. Cuando se pensaba que el trámite podía quedar sellado desde la comodidad del juego, la vía aérea apareció como el recurso determinante para sentenciar el encuentro y bajar la persiana, con sendos cabezazos de Mallo y Cortez, de buen ingreso, a partir de mejores resoluciones que Martínez en ofensiva y más ordenado abajo.

Así, Central aprobó el primer examen en un certamen que le trae buenos recuerdos (salió campeón en 2018) y el camino se le presenta como para intentar protagonizar ese frente, tal como hizo hoy, con profesionalismo. Tachado el obstáculo inicial, ahora deberá enfocarse de lleno otra vez en el torneo doméstico, el que lo encuentra en la parte de arriba, con un sólido andar y creciendo como equipo. Este es el camino.