El nadador Federico Grabich, la mayor explosión del deporte argentino en 2015, aceptó la expectativa que hay depositada en él para los próximos Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y se mostró «ilusionado» con la chance de conseguir una medalla.

“El año pasado me di cuenta de que puedo competir con los mejores», fue la frase con la que Grabich resumió lo que logró en 2015.

El casildense en representación de Rosario, que tiene 26 años, logró dos medallas en los Panamericanos (50 y 100 metros libres) y un histórico bronce en el Mundial de Rusia (primera vez que un argentino se sube al podio de pileta larga en un Mundial).

«Semejantes resultados y tiempos no estaban en los planes. Se adelantaron en el tiempo. Pero el poder lograrlos en varios torneos me dio mucha confianza y la certeza de que puedo ir por más», aseguró el deportista que diagramó su 2016 pensando en su sueño mayor: los Juegos Olímpicos.

«En Río necesito más, debo mejorar para poder cumplir mi sueño de llegar a una final olímpica o de pelear por una medalla», asegura sin perder ambición pero, a la vez, con los pies sobre la tierra.

Igualmente, Grabich afirmó que todavía le falta para llegar a su «pico de rendimiento», porque existen muchos «detalles por mejorar».

«Comparándonos con los mejores, nos dimos cuenta de que hay muchos detalles por mejorar. Me vengo preparando hace rato, pero como se debe, no hace tanto… Imaginate que yo recién hace dos años trabajo en el gimnasio como los mejores. Lo bueno es que, como mi entrenamiento ha sido progresivo, no estoy quemado. No es fácil entrenar cinco o seis horas por día y a mí me quedan muchas ganas», afirmó.

La medalla de bronce en el Mundial le da un piso más que importante de cara a los Juegos Olímpicos, pero Grabich aclara que no es un resultado «lineal», que pueda trasladarse.

«Puedo ser podio o quedar 20º. Si repito mi mejor marca, seguro no voy a estar en el podio, quizá ni entre los 6. Los Juegos Olímpicos es el torneo de más nivel y todos se preparan para eso, a veces ni a los Mundiales van. Necesito un gran día y no es sencillo. Porque casi nadie repite su mejor marca en un torneo olímpico», sostuvo.

«Yo también estoy ilusionado y voy a pelear por la medalla, pero también sé que puedo quedar afuera de semi. Voy a ir paso a paso porque sé cuál es mi objetivo y lo difícil que es. No necesito que vengan a decirme cuál es. Mucha gente no sabe la dificultad de mi deporte. Ser finalista sería el mayor logro de mi carrera. Si no les alcanza, lo lamento», remarcó.

Más allá de todo el tiempo que le consume la preparación, Grabich tiene su momento, en un año olímpico, para dedicarse a la acción solidaria.

«Pensé que me iba a costar pero está muy buena la propuesta de Weber Saint Gobain, mi sponsor. Tiene el programa Huella Weber que nos permite ayudar. Yo elegí mi colegio en Casilda, donde pasé desde jardín hasta el secundario. Necesita reconstruir un muro y a la vez me gustaría decorarlo por fuera con el arte del mosaiquismo. Fue muy emocionante volver y charlar con maestras y directivos para contarles lo que quería hacer. Es un placer poder darle algo de lo que me dieron a mí. Es como ganar una medalla», finalizó.