Por Santiago Fraga

Mucha tinta se ha utilizado ya para graficar el pésimo plantel con el que cuenta esta temporada Newell’s Old Boys y las escasas alternativas que disponen los directores técnicos para hacer funcionar al equipo, pero termina siendo encomiable cómo aún cuando a pesar de todo las cosas están saliendo bien, en la Lepra siempre se encuentra alguna forma para autoflagelarse.

Hoy Newell’s a lo largo del partido fue superior, tuvo más la pelota y contó con mayor cantidad de llegadas de peligro que su rival, Arsenal, pero tanto por los errores de los jugadores como por los yerros del director técnico terminó sufriendo una dura derrota ante el último del campeonato, que en todo el torneo había hecho solamente ocho goles y hoy anotó tres.

En el momento de mayor superioridad leprosa, que le posibilitó llegar al empate de la mano de Ignacio Scocco (lejos, el de mayor calidad de este plantel) y comenzar a tener varias chances como para ponerse en ventaja, el DT Adrián Taffarel dispuso la salida del único jugador capaz de ordenar el juego en el mediocampo, Pablo Pérez, para poblar aún más la zona ofensiva con jugadores de características discretas y de esa forma hacer un equipo largo e inconexo, sin claridad en el juego y con una nula distribución.

A pesar de que durante 20 minutos se vio esa faltante en el equipo, reflejada también en una drástica caída en el rendimiento colectivo y en la aparición de chances de gol de Arsenal (que hasta ese entonces no había cruzado la mitad de cancha en el complemento), el entrenador en ningún momento consideró poner a jugadores de características similares a Pérez en el tratado de la pelota, como podían ser Fernando Belluschi o Maximiliano Rodríguez, y el equipo fue lentamente navegando en la nada misma, pagando también los platos rotos los juveniles que suman sus primeros minutos con la camiseta rojinegra y a los que todavía les falta mucho rodaje (o algunos simplemente no están a la altura).

Resulta llamativo también por qué Julián Fernández, quien fuera una de las piezas claves del equipo en los últimos años, desde hace varias fechas ocupa el banco de suplentes mientras que en el equipo titular se juega con un cinco improvisado (Jerónimo Cacciabue no está para ocupar ese rol y necesita jugar más suelto, como en su etapa bajo el mando de Frank Kudelka).

Arsenal, sin deslumbrar en ningún momento, hizo su fuerte en aprovechar los errores defensivos de Newell’s, que no tardarían en llegar. Mientras José Canale (cabeceando al medio), Tomás Jacob (le sirvió con un pifie la pelota al jugador de Arsenal) y Diego Calcaterra (flojo y perdido a la hora de disputar la pelota) regalaron el primer gol del local, Ramiro Macagno con una pésima salida desde el arco terminó dándole el segundo al equipo de Sarandí, en los momentos más inoportunos del juego. El tercero, finalmente, sería un golazo de tiro libre por parte del recién ingresado Brian Farioli.

Es por esto que el propio Adrián Taffarel reconoció en conferencia de prensa que el plan de juego del equipo resultó y que la derrota se da por los errores individuales, pero es un grave error también no reconocer o no leer cómo las variantes que dispuso terminaron afectando el juego del equipo y el desarrollo del partido.

La sensación general es que Taffarel hoy retrocedió muchos casilleros (por no decir que quedó prácticamente afuera) en la consideración del hincha y de la dirigencia para convertirse definitivamente en el director técnico leproso de cara a la próxima temporada, pero lo cierto es que todavía le quedan algunas pocas oportunidades para mejorar la situación. El choque de este miércoles ante Central Córdoba de Santiago del Estero, con el público esperando imperiosamente una victoria, podría ser uno de los termómetros definitivos de cara a las decisiones del futuro próximo del fútbol leproso. El reloj está sonando y queda cada vez menos tiempo para decidir.