Por Pablo Bloise 

Tras un primer tiempo de mucha actitud y poca definición, la solución apareció desde el banco de suplentes. Giovani Lo Celso mostró los caminos, y Walter Montoya fue quien rompió el maleficio, marcando el primer gol de la tarde y del campeonato para Central.

Cualquier tipo de duda que haya quedado luego de la pálida imagen que dejó el equipo de Coudet en la derrota ante Vélez, se disipó desde el primer minuto esta tarde en Arroyito. Con media docena de modificaciones en los nombres propios, apareció el cambio más necesario: la actitud fue distinta y, por supuesto, se vio otro equipo.

La necesidad de la victoria empujó, y Central, a puro dinamismo y velocidad en la zona ofensiva, sometió en varias oportunidades a un Patronato que sólo contó con una chance de ponerse en ventaja.

Si bien la intención fue muy saludable, la ejecución vuelve a tener su punto flaco en la terminación. Central sigue generando, pero continúa sin convertir. Le cuesta afinar la puntería en los metros finales, a pesar de contar con dos atacantes de excelente nivel. Ambos tuvieron posibilidades: Teo la elevó a los 6 minutos, y luego Ruben se topó con la pierna de Furios cuando largó un misil en el área, a los 27.

Como si el poderío ofensivo fuera poco, Camacho y Bordagaray pisaban el área rival constantemente, pero con la misma suerte que corrían Teo y Ruben.

Los cambios tuvieron sus frutos: Central creció en agresividad, dinamismo y fue punzante en campo rival. La materia pendiente, sigue siendo inflar la red.

La llave del triunfo estaba en el banco

Entre tantas modificaciones en la previa, Coudet volvió a apostar por cambiar, y no le fue mal. El Chacho metió a Lo Celso y el panorama cambió rotundamente.

Los dos goles fueron la consecuencia de la conducción del 10 canalla, que fue extrañado en demasía en el primer tiempo.

Con la ventaja ya consumada y con la visita plantada en ataque, Central volvió a flaquear en ofensiva: despilfarró no menos de tres oportunidades para sentenciar el partido, y terminó sufriendo innecesariamente.

Lo que resta: la inestabilidad de Walter Montoya. El chaqueño ingresó de gran manera, aunque se fue expulsado por una tontería digna de su rebeldía. El panorama se suma a la roja de Paulo Ferrari, lo que le trae más de un problema al Chacho de cara a lo que se viene.