Como al principio de la campaña de Leo Fernández en Central, los resultados hablan por sí solos. Y ahora dicen que el equipo canalla ha mermado su rendimiento durante las últimas fechas, donde consiguió apenas dos puntos de nueve posibles, con dos empates y una caída.

El principal factor a destacar es que el cuerpo técnico nunca pudo armar el equipo deseado, producto de las lesiones recurrentes -sobre todo musculares- que afectan al plantel auriazul. Tanto es así que contra Vélez tuvo que improvisar una defensa de pies a cabezas.

No será lo mismo el equipo con un Marco Ruben afilado en las redes o con un Ortigoza a punto físico. Tampoco con una dupla defensiva -Tobio y Martínez- que pueda asentarse con continuidad. Pero hoy son horizontes lejanos que obligan a arreglarse con lo que haya a mano.

Al conjunto canalla le cuesta mucho la generación de fútbol. Las estadísticas mismas indican que el principal recurso para festejar son las pelotas paradas, a través de los envíos del Colo Gil, por lo que deberá trabajar en la transición de ataques para elaborar jugadas de peligro.

Aunque Central se volvió un equipo competitivo desde la conducción de Leo Fernández, que no está acostumbrado a la derrota y que le cuesta a cualquiera, está claro que su nivel ha sido de mayor a menor y habrá que revertirlo si aspira a ingresar en zona de copas.

Por eso durante su próximo compromiso, cuando actúe de local ante Chacarita, no habrá excusas. Central deberá salir al campo para demostrar la intensidad de juego que pretende el entrenador y volver a los resultados positivos.