Un final para el olvido. Segundo después del último gol del partido convertido por el colombiano Orlando Berrío, se desató la furia de los jugadores Canallas, que no soportaron la burla del autor del gol, que se los gritó en la cara al arquero Sebastián Sosa y Damián Musto. El casildense, reaccionó con una tremenda patada que no llegó a destino y de allí en más, se inició una batahola descomunal.

El juez uruguayo, Daniel Fedorzuck, expulsó de inmediato al autor de la conquista y luego mandó a las duchas al volante Auriazul.

Cuando se consumó la eliminación Canalla, el entrenador Eduardo Coudet, cruzó la cancha para increpar al futbolista Alexander Mejía, quien estaba festejando la clasificación en soledad.

Mientras tanto, un grupo de jugadores centralistas se enfrentó a otros tantos del elenco colombiano, quienes eran separados por la seguridad del estadio, que intentaba evitar un contacto físico.

También Pablo Álvarez, buscaba entrar en la riña pero sus compañeros evitaron un altercado mayor y con el correr de los minutos, los ánimos se fueron aplacando hasta retirarse del campo de juego, con cierta tranquilidad.