Por José Odisio

El fútbol de Newell’s goza de buena salud. La economía está en rojo, cobrar es una lucha para jugadores y empleados, la dirigencia muestra algunas diferencias, los violentos siguen amenazantes, pero el equipo de Osella muestra que nada lo afecta. Y entonces, pensar en objetivos ambiciosos no está mal.

El final del torneo ilusionó a todos. Post Clásico, la Lepra fue un relojito. Y terminó con una goleada en casa con los sanjuaninos que fue un aviso para los otros candidatos. Pero apuntar al título puede ser demasiado ambicioso. Y desviar la mira podría ser un error.

Pero Newell’s está bien. El primer amistoso de pretemporada mostró que no se olvidó de jugar. Y no pensar en un objetivo importante no tiene sentido. El 1,400 de promedio que pedía el presidente Eduardo Bermúdez ya fue. Hay que ir por más. Y clasificar a la Copa Libertadores sería un golazo.

Volver a un torneo internacional en 2018 sería un éxito para Osella, los jugadores y la propia dirigencia. Desde lo deportivo y ni hablar desde lo económico. Y para lograrlo Newell’s debe terminar entre los primeros cuatro. Es posible. Y si no la Sudamericana será un premio consuelo nada despreciable.

Dependerá de Scocco, Formica, Moirgahi, Quignon y Pocrnjic, la columna vertebral que cuando funciona hace que el equipo rinda. Más Maxi, el distinto que aparece para definir partidos importantes. Por ahora, eso funciona. Por más que la economía no acompañe.