Por Enrique Genovar

No hay dudas de que Paolo Montero tuvo libertad para decidir sobre los refuerzos. Es que a falta del zaguero de trayectoria que llegue, el entrenador hizo y deshizo a su antojo. Pidió futbolistas no tan conocidos en el fútbol argentino e incluso se dio el gusto de apostar por un defensor baquiano en cuanto a cantidad de partidos en el Nacional B.

Esta libertad que gozó el entrenador canalla no todos los entrenadores del fútbol local la tienen. Es que muchos están atados, principalmente a la realidad económica de los clubes y otros tienen por encima un secretario técnico que limita los pedidos.

Más allá de que la forma de encarar los distintos mercados de pases en Central acarrean distintas opiniones, no hay duda que para un cuerpo técnico es el escenario ideal.

Es por este motivo que cuando empiece a rodar la pelota de manera oficial, el técnico uruguayo tendrá una mayor responsabilidad a la que tuvo en el semestre anterior. Ya que en este receso pudo elegir con qué jugadores encarar la temporada que viene.

Montero se la jugó fuerte con Alfonso Parot y el uruguayo Sebastián Romero. El entrenador buscó afuera del país dos futbolistas poco conocidos, pero las referencias del chileno son mucho más positivas que las que hay del volante que llegó de Nacional de Montevideo.

El técnico tiene la oportunidad de modelar un equipo con jugadores que él eligió en total libertad. A Montero le dieron las herramientas que todo director técnico quiere tener en el libro de pases. Y es por este motivo que ahora tendrá una mayor presión a que las cosas le vayan bien. No hay dudas que el que le viene le será el desafío más importante desde que decidió calzarse el buzo de entrenador.