El rosarino Hernán Galíndez, arquero que debutó en Rosario Central y siendo juvenil se convirtió injustamente en uno de los apuntados por el descenso en 2010, fue recientemente convocado al seleccionado de Ecuador que dirige el argentino Gustavo Alfaro.

El arquero tuvo su presentación con la camiseta canalla en 2008 de la mano del director técnico Pablo «Vitamina» Sánchez, ingresando contra Racing tras la expulsión de Jorge Broun, pero en 2011 pasó a Quilmes debido a los flojos rendimientos demostrados.

Desde 2012 hasta la actualidad, con 33 años, Galíndez goza del mejor momento de su carrera en la Universidad Católica de Ecuador, donde jugó más de 300 partidos y se convirtió en capitán, hecho que le valió tener su chance en el combinado de ese país.

El argentino nacionalizado ecuatoriano será probablemente el tercer arquero del Tri, pero no puede ocultar la emoción por su primera concentración, de cara al debut en las Eliminatorias Sudamericanas justamente contra su país natal, este jueves en La Bombonera.

Además, siempre recuerda una divertida anécdota con su conciudadano Lionel Messi, su vecino en la zona sur de la ciudad de Rosario, al que le ganó una bicicleta en la final de un torneo disputado en el club Tiro Suizo con la camiseta de Estrella Juniors.

«Eramos los dos de zona sur, vivíamos más o menos cerca. Nos enfrentamos en todas finales, tengo algún DVD de haberle ganarle un partido, pero casi siempre ganaba él. Ya demostraba de chiquito lo monstruo que era», contó en una charla con Olé.

En este sentido, explicó que «al campeón le daban diez bicicletas, en vez de trofeos. En Rosario se juegan siete contra siete, en pasto. Yo atajaba para Estrella Juniors. Me tocó la final y les pudimos ganar. Tengo un DVD que corrobora que enfrenté al monstruo».

Sin embargo, Galíndez aclaró que «yo nunca fui amigo, sería mentir. Lo crucé en el barrio, pero después nada más, nunca jugamos juntos, nunca amigos. Sólo cruzarlo en el barrio o adentro de la cancha. No me acuerdo mucho de jugadas, éramos muy chicos».

«Creo que le tapé algún mano a mano. Me acuerdo de la alegría de haber ganado esa final, a Lionel se lo conocía en Rosario y todos sabían que era un crack. Siempre en el equipo campeón estaba él. A pesar de que teníamos diez u once años, todos en Rosario lo conocían. Entonces todos le querían ganar a él y para nosotros fue un gran logro ganar esa final».