Por Pablo Martínez

No pudo ser, en el primer tiempo el Charrúa nos hizo ilusionar con la hazaña pero la diferencia entre unos y otros, es demasiada. Igualmente, los dirigidos por Rossi dejaron todo, no se guardaron nada, y cayeron con la frente en alto, porque corrieron hasta acalambrarse, dejaron el alma pero estuvo lejos en los futbolístico.

Se sabía que el Charrúa iba por el milagro, ante un rival poderoso, que aunque sea con suplentes siempre complica. En los 90 minutos, Boca fue el patrón del trámite, el Matador jugó al ritmo del rival, el gol tempranero de Orsini presagiaba un trámite accesible para los de Battaglia.

Sin embargo, para sorpresa de todos, el Matador consiguió la igualdad (gracias a la cabeza de Di Vanni) y Boca parecía tocado porque dejaba espacios que el elenco rosarino casi aprovecha para darlo vuelta.

Pero la jerarquía del Xeneize era demasiado para el endeble Central Córdoba, que en el complemento no pudo aguantar nada, se quedó con las manos vacías y se esfumó la ilusión que en el entretiempo estaba más viva nunca.

No pudo ser, Central Córdoba jugó con el corazón en la mano pero no alcanzó, faltó mayor resistencia física ante un rival cuatro categorías superior. Habrá que dejar este partido atrás y enfocar todo en el ascenso a la B Metro, se terminó el sueño y la realidad vendrá el lunes cuando enfrente a Claypole en el Gabino.