Por Pablo Martínez

El Canalla jugó el clásico como una final, fue pura entrega, concentración y contundencia, se quedó con tres puntos vitales en medio de la levantada futbolística, respaldada por una idea que propone Tevez y que los jugadores empezaron a llevarla a cabo. Los pibes demostraron madurez y ahí estuvo la clave de una victoria que festeja todo el pueblo Auriazul.

En un partido extremadamente parejo, los detalles definían el marcador y fue en un cabezazo del pibe Véliz, donde Central encontró el camino a la victoria, que tuvo que defender con lo que tenía en el complemento.

Dice un refrán futbolero: «Los clásicos no se juegan, se ganan», y el Apache Tevez tomó nota en la semana, preparó el partido sabiendo que el Rojinegro venía con buenos pergaminos, principalmente en su faz defensiva. Si bien la idea inicial de tener la pelota, no funcionó del todo, pudo jugarlo de igual a igual en la zona media y tuvo la cuota de suerte, como en todo juego, y aprovechó que la Lepra estuvo errática y el nueve centralista muy efectivo.

En el complemento a partir del resultado a favor, Central se dedicó a esperar la propuesta del rival y salir de contra para liquidarlo, contó con un par de situaciones, una muy clara de Véliz, que esta vez no tuvo poder de fuego.

Central atraviesa un proceso de reacomodamiento, con el plantel que pudo conformar el Apache, se las está arreglando para no ser tan endeble en el fondo y cambió la suerte, quizás las pelotas que antes iban al arco y entraban, ahora no ocurre lo mismo.

El proceso Tevez en el Auriazul sigue dando pasos firmes, todavía no luce pero el equipo exhibe mayor previsibilidad, se hace corto cuando no tiene la pelota y sale con rapidez, le falta mayor precisión pero tener el arco en cero, es todo un logro para un plantel que fue una de las vallas más vencidas en el torneo anterior.

Los buenos resultados refuerzan los conceptos del Apache, parece haberle llegado a los pibes, que esta tarde estuvieron a la altura de las circunstancias, el gran trabajo de Tanlongo en la zona media, anulando a Pablo Pérez, el gol de Alejo Véliz, que no tuvo mucha participación pero estuvo en el momento más importante del clásico, el trajinar de Gino Infantino y el buen trabajo de Blanco por la zurda, los chicos maduraron en un partido difícil.

Central parece encontrar un camino, después de mucha confusión, Tevez armó un equipo haciendo eje en la defensa, va de atrás para adelante, empezó a sumar y cuando puede piensa en el arco rival, todavía falta mucho camino por recorrer, pero el Apache lo acomodó.

Un triunfo que le genera confianza, le devuelve credibilidad a un equipo que se había acostumbrado a perder y los hinchas volvieron a creer en una propuesta, que ilusiona, que da esperanza, en un camino que recién comienza.