Por Pablo Martínez

Sobraron 45 minutos, Central fue intratable en el primer tiempo y se fue al descanso con una goleada inolvidable en torneos internacionales, que lo acomoda para seguir en la Sudamericana. Los dirigidos por el Kily crecen en confianza, contundencia, buen juego y afianzan una manera de jugar que transmite entusiasmo e ilusión.

En los primeros minutos, Central le cedió la pelota a su rival, pero con el correr de la etapa empezó a acomodarse en el campo de juego y lo sometió a un «fútbol total», le ganó por los costados, por el medio, desbordaba a Huachipato por todos los rincones y lo reflejó en el marcador.

A partir de un gran rendimiento de Lucas Gamba, protagonista excluyente en casi todos los goles, convirtiendo y generando situaciones, la mejor perfomance del delantero en su estadía en el auriazul.

Partido a partido, Central consolida una forma de jugar, por momentos frenético, agresivo y asfixiante, porque la ráfaga de goles no fue de casualidad, el cuadro rosarino apabulló al rival y lo sometió a una goleada totalmente merecida.

La goleada le permitió al Canalla tener todo a disposición para alcanzar el pasaje a la siguiente fase del certamen continental, depende de sí mismo y de tres resultados posibles, corre con la ventaja que dos lo favorecen (empate o victoria).

La regularidad en su rendimiento, de cinco partidos, cuatro los jugó con la intensidad y el protagonismo de esta noche, evidencian que el equipo entendió la idea, que va por el camino correcto y agranda la ilusión de pelear la Sudamericana, porque la goleada en Banfield es un espaldarazo enorme para los desafíos que se avecinan.