La idea fue la misma desde un principio. Eduardo Germán Coudet, técnico auriazul, lo viene exigiendo desde hace tiempo: “¡Que se queden todos!”. Aunque él siempre se negó a declarar que su continuidad en el cargo estaba asegurada, más bien fue un pedido explícito y un método de presión hacia la comisión directiva.

El motivo es que necesita retener a sus intérpretes principales para volver a prenderse de una ilusión la próxima temporada, que congrega —para Rosario Central— el campeonato local y la Copa Libertadores. Los casos de Marco Ruben, Pablo Álvarez, Cristian Villagra y Damián Musto son los primeros en la lista a resolver. Asimismo, están las situaciones de Javier Pinola y Alejandro Donatti, pretendidos por varios clubes y con cláusulas en sus contratos.

Además de la retención de dichos jugadores, se apunta a potenciar el plantel con cinco o seis incorporaciones de renombre y categoría. Preferentemente, con pasado en el fútbol europeo. Siguen resonando entre los pasillos los nombres de Martín Demichelis y Esteban Cambiasso. Hay que decir que es demasiado frágil el sueño y carece de consistencia, ya que ambos tienen contratos millonarios con sus clubes (Manchester City y Olympiacos de Grecia, respectivamente). La oferta por parte de Central tendría que ser demasiado tentativa para que accedan a venir. Coudet ya habló con ambos y ya están analizando en pegar la vuelta a Argentina, pero para el Canalla, por ahora, sigue sonando como una utopía.

A su vez, para que el esfuerzo sea posible, se necesita reducir la actual nómina de jugadores. De esta forma, aquellos que no hayan tenido demasiado rodaje, suenan como los máximos candidatos a la venta o al préstamo.