Por Paulo Viglierchio 

Rosario Central volvió a regalarle una alegría a su gente en el Gigante. Ante un estadio colmado, el conjunto auriazul no brilló pero se quedó con tres puntos vitales ante Godoy Cruz. Desde lo numérico, por ahora, este 2023 lo encuentra con una fortaleza en casa, donde hacer pesar la localía, un dato no menor a la hora de empezar a volverse sólido en la estructura.

El equipo de Miguel Ángel Russo salió a disputar el partido con hacha y tiza. El primer tiempo no abundó el juego, pero si la actitud y pierna fuerte para disputar cada pelota. Desde la entrega, el Canalla llevó el encuentro a su molino en la etapa inicial. En cada momento, la concentración estuvo presente para no regalarle espacios al rival.

Tal fue el grado de enjundia en los duelos mano a mano, que los tres amonestados (Quintana, Ortíz y Véliz) fueron los que más rasparon. Central recuperó la pelota rápido, pero le duraba poco (como en ocasiones anteriores) y no tenía claridad. De todas formas, el Tomba solo logró incomodarlo con remates de media distancia forzados (uno solo al arco). Por el lado auriazul, un remate de Campaz -lo más lúcido, con chispazos- entrando al área por derecha que contuvo Rodríguez había sido lo más complicado.

Todo estaba monótono hasta que llegó la acción decisiva, a los 24. Mac Allister lanzó un cambio de frente preciso para Martínez, el lateral controló de pecho, se metió en el área y fue derribado por un jugador mendocino. Malcorra cambió por gol con una definición abajo al palo derecho del Ruso Rodríguez y abrió el marcador. Alivio para un encuentro que venía complicado desde lo futbolístico.

Por lo que lo luchó, Central se fue al entretiempo ganando bien, aunque algunos jugadores debían cuidarse más de la cuenta para los 45 minutos finales. La historia no estaba terminada.

En el complemento, la tónica del partido no se modificó. Godoy Cruz, obligado por la desventaja, se adelantó en el campo, pero no tuvo ideas en los metros finales. Central aguardaba, atento a cualquier mínima distracción mendocina para salir rápido y aprovechar los espacios que se iban a abrir.

Quintana sacó todo de arriba y abajo, erigiéndose en una de las figuras, sino el mejor jugador. Claramente, el esquema con línea de cuatro defensores favorecía al ex Patronato. Muy buena labor de Mallo también, una vez más. Con sus presencias, más el empuje del resto, el Canalla no sufría. No obstante, también se repitió la imagen de un equipo demasiado replegado atrás, innecesariamente.

Así, peleando, Central se quedó con un triunfo trabajado, como todos los del torneo, aunque esta vez no le llegaron claro. A la falta de juego la suple con una garra encomiable. Por ahora, con eso le alcanza para haber sacado un colchón de puntos importante en los capítulos iniciales de este campeonato. El equipo parece haber entendido la idea de no resignar puntos en casa y hace de eso la bandera.