Por José Szpilard

No cabía duda alguna que este tercer juego de las Finales de la NBA, para los Cavaliers, iba a ser clave y necesario para mantenerse con aspiraciones en la serie de poder seguir en carrera. Las emociones se trasladaban a Cleveland, donde Lebrón James y compañía sabían que contaban con poco margen, ya que fueron aplastados en los dos primeros juegos allá en Oakland y debían salir a “comerse” la cancha apoyados por una fanaticada metiendo presión y siendo una inyección anímica para que el equipo pudiera imponer su juego.

Metiéndonos en lo estrictamente basquetbolístico,  la tendencia ya estaba detectada por ambos equipos y sus respectivos entrenadores. Por un lado, los dirigidos por Steve Kerr debían seguir imponiendo ese casi perfecto juego fluido y de gran nivel con posiciones rápidas en ofensiva, dónde los Cavs no pudieron contrarrestar en ningún pasaje de lo que va en esta serie. En el costado defensivo, muy claro lo estratégico, tratar de contener a Lebrón y que tanto Irving como Love no sean factores determinantes en el transcurso del juego. Por el contrario, Los de Tyronn Lue debían frenar ese juego tan dinámico de los Warriors en ataque que prácticamente se les hace muy cuesta arriba poder detener. Pero en ataque, su “big three” debía aparecer con todo su esplendor para poder tener chances de victoria.

En esta oportunidad el trámite del partido fue más parejo, ya que durante los 48 minutos fue “palo a palo”. Los Cavs dieron batalla hasta el último suspiro y daba la sensación de poder dejar la victoria en casa para poder descontar en la serie.

El duelo comenzó a toda orquesta para ambos conjuntos, producto de un vendaval de triples hacía que el partido sea emocionante y con mucha paridad. JR Smith apareció conectando desde tercera dimensión (2 conversiones en ese primer período), cosa que no ocurrió en los dos primeros enfrentamientos en California, y Kevin Durant hacía presagiar lo que finalmente iba a suceder. Con una corrida final de 10-0 por parte de Steph Curry, el primer segmento era favorable a los Golden State 39-32.

En el segundo período los locales ajustaron algunas cuestiones en defensa y en ofensiva, aparecieron decididamente los desequilibrios individuales del Rey y de Irving para poner un clima de máxima tensión en el Quickens Loans Arena. Pero unas  bombas tanto de Curry como de Klay Thompson dejaron en ganancia al descanso largo a los Warriors, 67-61 culminó la primera mitad.

Los Cavaliers, tocados en su orgullo, iban a demostrar lo mejor que se le vio hasta el momento en la serie ya que dieron vuelta el marcador con una determinación mucho más notable a la hora de atacar el aro, con un Kyrie Irving brillante, convirtiendo puntos de manera magistral, Love adueñándose en el tablero rival y aprovechando que los visitantes perdieron un poco de eficacia en ataque. Los actuales campeones ganaron ese tercer parcial por 11 (33-22), y se fueron al último descanso 94-89 arriba. Final incierto y emotivo.

Todo parecía encaminar a que los de Lue iban a descontar en la serie, ya que en el principio del último período Lebrón seguía siendo determinante para su equipo siempre acompañado por Irving, sumado a que aparecían los tiradores, Smith y Korver aportando desde el perímetro (sacaban 7 de máxima, 100-93). Pero los de Oakland no se rendían y unas apariciones claves de Thompson primero y luego de Kevin Durant, volvían a darles vida y se acercaban peligrosamente en el marcador, El alero ex Oklahoma City se adueñó de los ataques visitantes (7 puntos seguidos), Thompson seguía siendo certero con sus triples y llegando a los minutos finales, el estadio entraba en estado de ebullición, era máxima la tensión que se vivía de las gradas del estadio de  los Cavs, y en ese momento (113-107) arriba el local, los Warriors meten un sprint final de 11-0 de la mano de un infernal Kevin Durant, que se adueñó de los instantes finales, donde clava un triple a la carrera a falta de 40 segundos dejando a los de Kerr arriba por uno (114-113).

En la jugada siguiente, los Cavaliers disponen de una opción de la mano de su base, pero Irving lanza un tiro muy forzado y sumado a la excelente defensa final de Iguodala sobre James, el marcador final termina favorable 118-113 a  Golden State que quedan a un triunfo del anillo y así poder cerrar una post temporada de ensueño con un record de 16-0. El viernes nuevamente en la “Q” querrán sacar la escoba para poder barrer estas finales y poder recuperar el trono perdido el año pasado a manos de justamente su rival. Cleveland está con la soga al cuello y sabe que remontar un 0-3 es prácticamente imposible y más que nunca se dio en la historia de la liga.

La figura del ganador fue Durant, el alero terminó con una planilla envidiable con 31 puntos, 8 rebotes y 4 asistencias. Stephen Curry fue doble-doble figura al cosechar 26 unidades más 13 tableros y añadió 6 pases gol. Klay Thompson completa otro brillante juego anotando 30 puntos y siendo decisivo en varios pasajes del duelo. Por el lado del perdedor, no alcanzó la tremenda actuación ni de Lebrón James autor de un casi triple-doble con 39, 13 y 9 ni los 38 tantos del base Kyrie Irving.