Por Enrique Genovar

No hay dudas de que a la dirigencia de Rosario Central se le estaba pidiendo más firmeza sobre los pedidos que hacían los entrenadores de turno en los mercados de pases. Es que hubo muchos caprichos que terminaron costándole caro al club porque los rendimientos de ciertos jugadores terminaron siendo inversamente proporcional a lo erogado para traerlos.

Hace pocos días hubo un tema sobre el tapete que fue el de Jesús Méndez. El actual entrenador charló con el futbolista y luego del diálogo Leonardo Fernández hizo público el interés por el mediocampista.

Lo cierto es que Méndez no regresó y esto sucedió porque para la dirigencia no fue prioridad contar con sus servicios. Entonces se abrieron dos caminos para analizar: la dirigencia aprendió de los errores que cometió en el pasado o el jugador que pidió el DT no llegó porque Fernández no tiene “la chapa” que tenían sus antecesores.

El camino más saludable debe ser el primero. El hecho de que los directivos ya no se muestren permeables ante los pedidos de los entrenadores. Ya que la otra opción no aparece como la indicada.

Lo cierto es que Fernández quiso un futbolista y el jugador no llegó porque para la dirigencia no fue prioridad…