Por Paulo Viglierchio

Rosario Central dijo adiós al primer semestre en lo que a Liga Profesional se refiere. Con altas y bajas, redondeó un campeonato más que aceptable, donde tuvo momentos altos y otros de inestabilidad. Al margen de eso, el semblante reflejado en las últimas presentaciones, al margen de los resultados, fue deslucido, claramente el equipo perdió fuerzas en el tramo final del certamen y tampoco encontró las respuestas futbolísticas que antes le respondían. El broche de cierre terminó dejando muchas cuestiones a plantear.

Lo antes mencionado en torno al rendimiento también quedó evidenciado en la última función en el Gigante de Alberdi cordobés, como continuación de la tendencia a la baja. Ante la baja de algunas piezas clave como Jaminton Campaz e Ignacio Malcorra, el técnico Miguel Ángel Russo optó por la vuelta a un esquema y una alineación que desde el vamos se preveía que iba a tener poco volumen. Dicho esto, otra vez quedó evidenciado que la principal falencia de sus dirigidos cuando salen de visitante es lo anímico. El Canalla asume una postura temerosa, excesivamente conservadora, cuidándose en demasía, con ello da un mensaje de debilidad a sus rivales, un respeto innecesario.

Como habrá sido de intrascendente lo de Central en Córdoba que prácticamente ni pateó al arco de Losada (solo desvió al córner un fuerte derechazo sin ángulo de Mallo en el área en la segunda mitad). En el primer tiempo le costó hacerse de la pelota, y cuando la tuvo apenas la conservó, sin claridad. Tres pases seguidos era mucho pedir. Solo limitado a defender, por suerte enfrente tuvo a un adversario muy limitado, que también careció de ideas y recurrió al recurso del pelotazo a Vegetti -casi siempre picando en offside y absorbido por Quintana y Mallo- como única arma ofensiva.

Así, la etapa inicial rozó la pobreza y lo ordinario. La pelota fue y vino sin dueño, ambos tuvieron poco vuelo. Las lesiones de Damián Martínez y Francis Mac Allister obligaron a disponer de reemplazos, que tampoco modificaron el panorama, más allá de que el ingreso de Francesco Lo Celso fue bueno, por lo menos aportando algo de amor al balón. La única aproximación fue una media vuelta de Vegetti que contuvo Broun. Nada más. El Canalla al principio sufrió por el empuje del local, después se acomodó, pero todo muy lejos del arco.

La ausencia más notoria fue la del Bicho Campaz, ya que ni Lautaro Giaccone ni Pupi Ferreyra se hicieron conductores, mucho menos profundos. Así, Veliz estuvo aislado, algo que se repitió varias veces en el torneo, y sin nadie que pudiera abastecerlo con lucidez. Agustín Toledo se mostró con manejo prolijo, pero improductivo. La defensa la tuvo bastante fácil con el previsible plan del Pirata, que nunca entendió que por la vía aérea le iba a ser complicado llegar a buen puerto.

En el complemento, tras un arranque con más intenciones por parte del conjunto de Farré, Central dejó de sufrir y pasó al manos a tratar de amigarse con al redonda, algo que consiguió en contadas ocasiones, porque los hombres de ataque estuvieron apagados. El empate se vio venir desde muy temprano, salvo que apareciera algún distinguido para cambiar un poco la modorra, algo que era difícil imaginar. Broun se volvió a «ensuciar» los guantes para desactivar un zurdazo de Sánchez de media distancia y poco más.  Por si faltaba algo, Carlos Quintana con una contractura y Coyote Rodríguez -de muy mala actuación- con una molestia muscular también dejaron el campo de juego.

El Canalla se amigó del 0 a 0, del empate en general como modus operandi fuera de casa, y así clausuró la jornada. De haber asumido otra postura en esa condición, podría haber peleado más arriba en la tabla. La falta de ambición y la idea es lo que hace ruido. La excusa de contar con poco recursos pierde peso cuando se ve a otros planteles de menor jerarquía pero que asumen un mayor protagonismo, salen a jugar de igual a igual, con sus armas, sin especular. Sin dudas se trató del talón de aquiles, algo a mejorar en el futuro si quiere ser competitivo en serio.

Hablando de competitividad, será clave la elección de los refuerzos en el mercado de pases venidero para saber si esa cualidad se verá en el Central de la segunda mitad del año. Con algunos retoques en puestos vitales, acertando con los intérpretes, puede potenciar aún más lo bueno. Allí estará el pulso del entrenador y las posibilidades de la dirigencia para cumplir con los pedidos, a partir de la situación económica en la que se encuentre. Este equipo con tres o cuatro nombres que sumen puede ser otra cosa.

Mientras tanto, el Canalla cerrará la primera parte del 2023 el miércoles ante Chaco For Ever, por Copa Argentina, una posibilidad siempre interesante y que parece haberle echo un guiño por el camino.