El fútbol desde su origen se compone de tres resultados: triunfo, empate o derrota. Perder, justamente, es siempre uno de los resultados posibles, pero lo distintivo entre un tipo de caída y otra son las formas. Este miércoles, Newell’s perdió un partido de truco en el que el rival le mostró previamente qué cartas tenía y cómo las iba a usar.

Por sus propias falencias y por el juego de Central a lo largo de la Superliga, era evidente que si el equipo de Omar De Felippe quería triunfar en el clásico necesitaba prestarle atención a tres puntos claros: las oportunidades, la concentración y la pelota parada.

Falló en todos.

Durante el primer tiempo, los dos clubes salieron con el miedo típico de este partido, jugando “a no perder”, y en ese regalo constante de la pelota fue Newell’s quien tomó la posta y se acercó con mayor peligro al área rival. Luego de una incertidumbre inicial, los de Bauza sufrieron su peor momento a lo largo de los últimos 30′ de la primera parte, y el rojinegro no supo aprovechar su oportunidad. Primer error.

Con un Mariano Bíttolo en un nivel superlativo y Teodoro Paredes defendiendo con firmeza, el grueso de los jugadores redondeaba un nivel de 6 puntos, con las principales falencias en un muy bajo rendimiento de Luís Leal (constantemente incómodo) y un muy impreciso Braian Rivero.

No obstante, De Felippe optó por mantener a los mismos once en el campo de juego. Si bien los primeros minutos del complemento volvieron a ser de incógnita, lentamente se notaba que Newell’s comenzaba a realizar faltas evitables cada vez más cerca del área. Poco a poco, el rojinegro fue perdiendo la concentración y Central aprovechaba para avanzar más y más en el campo. Segundo error.

De un tiro libre que provocó Paredes en el borde del área, evitable, la pelota terminó en un córner del que se hizo cargo Leonardo Gil. Centro al primer palo, Germán Herrera se despega con facilidad de Fabricio Fontanini, Hernán Bernardello no llega a interponerse, Héctor Fértoli no salta: tercer error y gol.

A partir de allí, la concentración de Newell’s se desplomó tanto como su fútbol. Lejos de recuperar la pelota e intentar serenarse, la Lepra entró en el nerviosismo, comenzó a cometer aún más faltas y le prestó cada vez menos atención al aspecto defensivo. El resultado de la historia ya es conocido: gol de Zampedri, expulsión de Paredes y roja para Bernardello.

El tanto de Joaquín Torres sobre el final del partido sirvió sólo, por un lado, para coronar el esfuerzo del juvenil que se lesionó apenas ingresado y tuvo que quedarse en cancha al no haber más cambios disponibles, y por el otro para demostrar que, muy posiblemente, debió haber entrado antes.

En este partido, hablar de la estrategia del rival es hablar de los errores de Newell’s. Central no propuso más que lo que su equipo le daba y eso solo le bastó para ganar el partido.

Omar De Felippe analizó post-partido que “lamentablemente” los “lastimaron como pensábamos”, pero que eso no es error de Newell’s sino virtud del rival.

Sin tiempo de lamentos, la Lepra debe reponerse rápidamente para no descuidar la Superliga, en donde viene de conseguir un triunfo pero se mantiene en una delicada situación. El tiempo dirá lo que vaya a ocurrir con los protagonistas de esta tarde.