Textos: Pablo Boise y Leandro Rosati – Desde Córdoba (Enviados especiales)
Fotos: Marcelo Manera – Desde Córdoba (Enviado especial)

Ya es una realidad. La final se vive desde hace rato y los minutos aceleran el pulso de los cientos de canallas que ya están en Córdoba a la espera de la final que Central jugará ante River esta noche en el Mario Alberto Kempes, que va tomando color poco a poco.

Coudet se la jugó y confirmó el equipo: finalmente, Jonás Aguirre ingresará por Cristian Villagra y Damián Musto ocupará el lugar de Mauricio Martínez. En tanto, el once inicial será: Sebastián Sosa; Víctor Salazar, Dylan Gissi, Marco Torsiglieri y Jonás Aguirre; Walter Montoya, Damián Musto y José Luis Fernández; Giovani Lo Celso; Marco Ruben y Teófilo Gutiérrez.

Los hinchas van llegando a la cancha y copando las tribunas, mientras que los jugadores se acomodan en el vestuarios para realizar los trabajos previos de preparación al partido.

Más temprano, la fachada del hotel Orfeo se había teñido de azul y amarillo. Es que los hinchas rosarinos se agolparon en la entrada esperando que se acerquen los jugadores y poder llevarse alguna foto o firma.

La ciudad de Córdoba tuvo un amanecer distinto. Por un lado, la city con su habitual ritmo laboral. Del otro, una cantidad importante de hinchas de Central y River que llegaron para ser testigos de la final.

Las camisetas de ambos clubes invadieron distintas zonas. Los hoteles del centro están colmados, en los bares el principal tema es «el partido». Y los colores también tuvieron su paisaje en las peatonales.

Una postal repetida en varios lugares de la ciudad es la venta callejera de productos como gorras, banderas y camisetas.

Aunque todavía restan varias horas para la final, el partido ya se palpita en la ciudad mediterránea.

La expectativa también se observa en el búnker de ambos clubes. Hinchas, periodistas y móviles son el reflejo de una ciudad que fue «invadida» por la pasión del fútbol.

Con este panorama, Córdoba ya siente el clima y el hincha local (en su mayoría neutral) también se sube a la fiebre de la final.

La ilusión canalla recorre una autopista que está súper custodiada