Zagreb y el mundo entero aguardan expectantes por un duelo trascendental. Porque las torres croatas de saques infernales se topan contra una montaña tandilense que no para de sorprender y que irá por todo. Porque de un lado, el abanderado será Marin Cilic, que será acompañado por los 211 centímetros que exhibe Ivo Karlovic. Y porque en el otro rincón, estará un renacido Del Potro que ilusiona a todo un país, que cuenta con sus secuaces que saben lo que es defender la bandera celeste y blanca. Desde las 10 de este viernes, se sacarán chispas.

“Desde chiquito sueño con ganar la Davis”, dijo Leo Mayer. Un hombre al que el pecho se le infla como nunca cuando se viste de argentino y tendrá la chance de llevar a su país un trofeo que se hace desear cada año un poco más.

Guido Pella y Federico Delbonis también tienen la misión entre ceja y ceja. De hecho, este último decidirá la suerte del primer punto ante Cilic, quien ocupa la sexta posición del ranking que lidera Andy Murray y en el que Del Potro avanzó más de mil puestos luego de su regreso.

Novak Djokovic, Rafael Nadal y Andy Murray forman parte de la élite, y quizás algunos de ellos (¿por qué no todos?) estarán entre los mejores tenistas de la historia. Pero tienen otra cosa en común, algo de lo que no se sentirán orgullosos: los tres quedaron de rodillas ante un resurgimiento impensado e histórico por parte de Juan Martín Del Potro.

Sin restarle méritos al resto del plantel, que ha respondido de manera brillante cuando sus servicios fueron requeridos en instancias anteriores, las fichas están puestas en el tandilense, quien saltará a la cancha en tres de los cinco puntos que se disputarán Argentina y Croacia.

Garantías no hay. El equipo nacional tenía todo para ser campeón en la final de 2008 y las manos argentinas quedaron vacías ante una España triunfante en Mar del Plata. Un gran David Nalbandian y un joven Del Potro miraban atónitos como un puñado de hombres vestidos de rojo alzaban sus brazos mientras la Copa desfilaba entre ellos.

Este viernes renace el fuego. Y tanto Orsanic como sus hombres, saben lo que significa esta oportunidad para el deporte argentino. La chance de hacer historia se presenta nuevamente ante los ojos de Del Potro, que se quiere subir al podio una vez más en este 2016, pero lo que más quiere es mirarlos a todos desde arriba.

Todo está preparado. El hambre y la esperanza invaden al equipo argentino que ya está listo para derramar hasta la última gota en Zagreb. ¿Será esta?