Cuando parecía que el cerrojo defensivo de Lanús iba a lograr su cometido, una oportunísima aparición del delantero Ignacio Scocco a diez minutos del final le dio la victoria a River esta noche por 1 a 0, en la primera semifinal de la Copa Libertadores disputada en el estadio «Monumental».

Si bien fue un deslucido partido, con pocas opciones de gol y en el que no hubo que utilizar el sistema VAR -que hacía su debut-, Scocco estuvo en el lugar indicado para capturar un rebote largo del arquero Esteban Andrada y poner la mínima diferencia, con la que River irá a la revancha del próximo martes.

Lanús, que defendió todo el partido en su campo para tratar de irse con el arco en cero, se quedó con las manos vacías y sin poder demostrar el por qué llegó hasta las semifinales, ya que apenas inquietó a Germán Lux.

Lo cierto es que River quedó a 90 minutos de poder meterse en una nueva definición por el máximo trofeo continental de clubes, que quiere ganar por cuarta ocasión.

La otra semifinal la jugarán Barcelona de Ecuador y Gremio de Brasil, que inician este miércoles su serie en Guayaquil.

Acompañado por una multitud que llenó el estadio «Monumental», River salió envalentonado, para tratar de llevárselo por delante a Lanús.
Gallardo, con la inclusión de Montiel y Saracchi por las bandas, ganó en profundidad y verticalidad, aunque la duda estaba puesta en el balance que pudiera hacer en el retroceso.

Pero River casi no concedió opciones para que el «Granate» pudiera correr de contragolpe, porque fue preciso en el manejo, aunque casi nulo en peligro.
Es que Lanús se refugió en su campo, con una línea de cuatro defensores y una cinco mediocampistas por detrás de José Sand, que era la única referencia de ataque.

Al «Millonario» se le hizo muy difícil poder encontrar los huecos en esa telaraña «granate», aunque en los primeros veinte minutos tuvo sus chances.
Una trepada de Montiel que Andrada contuvo en el primer palo y dos remates de Ignacio Scocco desde el borde del área grande fueron las más peligrosas de la etapa inicial para River.

Del otro lado, Lanús sufrió en la salida desde su arco, porque cuando intentaba jugar por bajo tal como pregona Jorge Almirón, River lo presionaba tan alto e intenso que obligaba a revolear la pelota.

Apenas una corrida extensa de Lautaro Acosta por la izquierda, que tuvo un providencial cierre de Montiel cuando iba a rematar, fue la única jugada en la que agarró mal parado a River.

En el complemento, la tónica del partido no cambió. River continuó con la iniciativa y el dominio del terreno y la pelota porque Lanús así lo quería.

Se adelantaba tantos metros River en el campo de juego que, a los once minutos, Javier Pinola apareció como «10» y ante la pasividad de la defensa «granate» sacó un zurdazo tremendo que reventó el palo izquierdo de Andrada. Fue la más peligrosa del «Millonario».

Con «Pity» Martínez sobre la derecha, Gallardo intentó profundizar el tándem con Montiel, de mucho despliegue y rapidez para ir para adelante, generando un pase al vacío o un arrastre de marca para que el exHuracán enganche hacia el medio, su mejor perfil.

Gallardo movió las piezas para buscar desequilibrio en el 1 versus 1 por las bandas, con los ingresos de De la Cruz y Auzqui.
Pero con el correr de los minutos, las ideas y la claridad de River con la pelota en los pies fueron bajando y beneficiando el trabajo defensivo de Lanús.

Y cuando restaban menos de diez minutos para el final, De la Cruz recuperó en tres cuartos de cancha, cedió a la izquierda para «Pity» Martínez que probó, Andrada dio rebote hacia el costado y Scocco definió al arco vacío.

El «Monumental», hasta ese momento con una tensa calma por no poder sacar la diferencia, explotó para agradecer la entrega a un equipo que no se entregó.
Esa fue quizás la principal virtud de River en la primera semifinal: siempre buscó, con pocas ideas, y tuvo el premio rumbo a la revancha.