Por Pablo Martínez

Central consiguió un empate que lo perfila de la mejor manera para la revancha ante Táchira en casa, dentro de 7 días. En un partido que fue una ruleta rusa, el Canalla fue filoso cuando atacó por el Pupi Ferreyra pero sufrió el ataque del rival por el mal retroceso.

En un ida y vuelta permanente, Central y Táchira, jugaron un partido de alto voltaje emotivo, con errores en ambos equipos pero también con aciertos en ofensiva.

En el Canalla faltó a la cita el doble cinco, ni Ojeda ni Lo Celso, pudieron contener ni crear, estuvieron lejos de un nivel aceptable. Zabala deambuló en el campo de juego y el único que salvó la ropa fue Luciano Ferreyra, que llevó peligro en todo momento sobre la izquierda del ataque centralista.

Se notó la falta de rodaje futbolístico en Marco Ruben y quedó la sensación que Lucas Gamba no estaba en condiciones físicas para jugar.

Para un partido como el de esta noche, a la defensa Canalla se le puede perdonar ciertos errores en el transcurso del juego, porque muchos hombres venezolanos llegaban con libertad al área de Romero. Pero lo que no se puede permitir, es la falta de concentración en los envíos al área en las pelotas paradas, como dijo el DT «lo sufrió demasiado».

Al Kily los cambios realizados le rindieron, la entrada de Alan Marinelli fue en el momento exacto, y casi ese gol lo hubiera posicionado para pasar de fase.

Central deberá mejorar mucho en la revancha para no pasar tanta zozobra, pero el resultado es altamente satisfactorio, porque en estas series de 180 minutos, el Canalla lo peleó de igual a igual y se trae un empate a Rosario, que lo ilusiona para el desenlace de la serie en casa.