Por Santiago Fraga

Luego de la derrota de Newell’s Old Boys por 1 a 0 contra Arsenal el domingo pasado, Adrián Taffarel fue consultado sobre por qué no hizo ingresar a Maximiliano Rodríguez (cuando el partido claramente pedía a un jugador que maneje la pelota y le dé ideas al ataque rojinegro), a lo que su respuesta fue que “No tenía sentido”. En lugar de él dispuso el ingreso de dos juveniles y la Lepra pasó de empatar 1 a 1 a perderlo 3 a 1.

Hoy, cuando el rojinegro pasaba el peor momento del partido, con Central Córdoba aproximándose muy peligrosamente al gol y sin tener una idea clara para elaborar sus propios ataques, Taffarel tomó la decisión que no había tomado la fecha pasada. La primera pelota que tocó ‘Maxi’ fue la ejecución de un tiro libre que se fue al fondo de la red y con ello el elenco leproso ganó el partido 1 a 0, consumando su tercera victoria consecutiva como local y obteniendo un triunfo ante un rival directo.

El esquema inicial incomodó a Newell’s, aunque eso no se viera reflejado en una pérdida de superioridad o, mucho menos, de posesión (en el primer tiempo llegó a estar 74%-26% en ese aspecto). Más bien, donde más influyó el sistema táctico leproso fue en los movimientos de ataque, a los que la Lepra no supo encontrarle la vuelta, desaprovechando las ventajas que Central Córdoba otorgaba defensivamente.

Lo que en la previa del encuentro se manifestaba como un 4-4-2 (desintegrado en un 4-2-2-2) con doble cinco y doble mediapunta, en los hechos terminaba convirtiéndose en un 4-2-3-1 ante la imposibilidad de llevar adelante un esquema así, en el que se obliga a un desgaste mucho mayor de los laterales (que deben ser enérgicos e infalibles) y se cercena la cantidad de opciones de pase de los futbolistas. En definitiva, juntás a dos jugadores de buen pie para que después solo tengan una posibilidad de profundizar el ataque, mientras el equipo se cansa intentando tapar los espacios sin ocupar.

Así, mientras que Pablo Pérez fue el que más tiempo ocupó una posición de mediapunta, Nicolás Castro era el primero en tener que ocupar una de las bandas, y si bien en las primeras jugadas los laterales lograban llegar a fondo, ya para la segunda mitad del primer tiempo eran los propios delanteros, o Ignacio Scocco o Juan Garro, quienes tenían que hacer el desgaste de ir a tomar la otra punta. Julián Fernández y Jerónimo Cacciabue, mientras tanto, duramente rompían el doble cinco y principalmente rotaban de posición solamente de forma escalonada.

Quien más caro pagó esto fue el joven lateral derecho Tomás Jacob, quien físicamente no aguantó la propuesta del esquema y las pocas veces que llegó a fondo y tuvo que centrar lo hizo mal, producto del cansancio. Esto explica por qué el primer cambio antes de que comenzara el segundo tiempo fue el ingreso de Franco Escobar en su lugar (previamente había ingresado en la primera parte Facundo Mansilla por el lesionado José Canale).

En el comienzo de esos segundos cuarentaicinco minutos, Newell’s pasó el peor momento del partido. Sin ideas y desganado, comenzó a sufrir a un rival que empezaba a animarse a atacar. Embanderados en el ímpetu y el juego de Jesús Soraire y Alejandro Martínez, con Milton Giménez y Claudio Riaño complicando a los centrales, Central Córdoba tuvo cinco tiros al arco en una corta franja de tiempo y hasta torció una posesión de pelota que difería en más de 30%.

Sin embargo, cuando más perdida parecía la Lepra y la hinchada comenzaba a impacientarse, llegó el momento clave del partido.

Maximiliano Rodríguez, a sus 41 años, es un jugador que, lógicamente, quizás no brinde el desgaste físico de sus años de esplendor. Sin embargo, es un futbolista sumamente inteligente y eso lo tiene impregnado en su juego, por lo que la claridad con la pelota que otorga es invaluable en este fútbol argentino regular y especialmente en un equipo al que las ideas le suelen faltar con recurrencia. Por eso resultó inentendible el hecho de que no entrara el partido pasado en la derrota ante Arsenal, y tantos otros momentos en los que Adrián Taffarel y Fernando Gamboa lo dejaron en el banco de suplentes en lugar de jugadores de menor incidencia.

Cuando se cumplían 22 minutos del complemento y Newell’s contaba con un tiro libre cercano al borde del área, Taffarel dispuso el ingreso de la ‘Fiera’ en lugar de Pablo Pérez. Su primer contacto con la pelota fue la ejecución de ese tiro libre, que terminaría yendo al fondo de la red del ‘Ferroviario’.

Minutos más tarde, para demostrar que la cosa no estaba solamente en su pegada sino también en su juego, casi amplía la ventaja con un remate cercano y al instante se despachó con dos caños en una misma jugada en la que encerrado por dos jugadores rivales logró salir airoso.

El resto del partido osciló entre momentos de endeblez defensiva y algunas cositas de Franco Escobar (con altas y bajas) y Nazareno Funez, con ambos equipos con alguna que otra chance de anotar, pero aquel gol leproso terminaría siendo decisivo en un encuentro tan cerrado.

Aunque los twitteros se enojen, no hay jugadores como Pablo Pérez, Maximiliano Rodríguez e Ignacio Scocco. No los hay, y difícilmente los vaya a haber luego del mercado de pases veraniego. Aunque tengan altibajos, los pocos momentos de lucidez futbolística que ha tenido Newell’s en el torneo se los debe a ellos, junto con una buena primera parte de campeonato de Nicolás Castro. No estamos diciendo tampoco que deban jugar los tres juntos, ya que ello requeriría un plantel con jugadores capaces de realizar el desgaste necesario, pero no se puede pensar en un equipo competitivo sin esa experiencia y capacidad.