Foto: Héctor Río

Por Fabrizio Turturici

A la hora del análisis, resulta pertinente separar resultado de rendimiento, ya que lo primero es inapelable y está a la vista del marcador, mientras que lo segundo, al menos esta tarde en Arroyito, no fue consonante bajo ningún punto de vista. Y es que Central jugó mal y estuvo más cerca de perderlo que de ganarlo debido al mal funcionamiento general del equipo del Kily González, que volvió a sufrir horrores en el retroceso defensivo y se encontró con un déficit en la generación de fútbol, luego de una primera parte sin oportunidades claras más allá del gol en contra y otro de rebote que le permitieron ponerse arriba sin merecerlo.

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En el arranque el Canalla se mostró paciente para el armado de juego, buscando generar circuitos a partir del fondo de la cancha, pero como en el medio no aparecían opciones de pase, todo terminaba en envíos largos y cruzados hacia los puntas. Con Vecchio en una pierna debido al dolor muscular que lo limitaba, ni el tímido Lo Celso ni el intermitente Villagra se hicieron cargo. Además, el Kily falló al desarmar la dupla de ataque que tan bien había funcionado el partido pasado, sacando a un referente del área como Martínez Dupuy para poner a un perdido Gamba que no pudo cumplir ese papel ni complementarse con el veloz Marinelli.

El primer gol del Tatengue, con un jugador que entró caminando y con todas las libertades al área, fue un reflejo de lo desordenadamente mal que volvió Central, con volantes mirando los números de sus rivales, laterales con espaldas liberadas y zagueros en línea persiguiendo la pelota, casi siempre salvados por imprecisiones del contrincante más que por méritos propios. En este contexto, el negocio de la visita estuvo en ejercer una presión alta sobre la salida del local, que en ocasiones le permitió ponerlo contra las cuerdas pero sin efectividad para castigarlo.

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El complemento mostró a un equipo estático sin demasiadas ideas para liquidar el encuentro, aunque con la voluntad de hacerlo. La modificación obligada de Almada por el lesionado Sangiovani, que la pasó mal toda la jornada contra Gastón González, no le dio esa estabilidad esperada en el fondo ni tampoco mayor proyección en ataque. El conjunto auriazul se estaba quedando cada vez más atras, hasta que a quince del final, Javier Cabrera puso justicia en el resultado con un remate al medio del arco que el arquero Romero no pudo contener. La mala noticia fue que luego de la igualdad, ilógicamente, Unión lo buscó más que Central y terminó jugando en su campo, cuando el árbitro dio por finalizado el cotejo, rescatando un buen resultado para el equipo del Kily de acuerdo a lo que fue un flojo desarrollo.