Es cierto que las constantes lesiones musculares condicionan el presente de Central, pero al mismo tiempo el equipo de Leonardo Fernández presentó una notable caída del rendimiento futbolístico, donde no encuentra respuestas ante la adversidad.

Ningún plantel que aspire a ser competitivo puede soportar la baja de tantos titulares importantes, entre los que se encuentran el consolidado arquero Jeremías Ledesma, el defensor clave Mauricio Martínez, el asistente Leonardo Gil y el goleador Marco Ruben.

Sin embargo, Central no pudo maquillar las ausencias y se transformó, durante las últimas fechas, en un equipo del montón. Dejó de ser competitivo en intensidad, le costó engranar el sistema defensivo y cayó notablemente en la generación de juego y la llegada al gol.

Quizás haya llegado el momento de hacerse cargo de la seguidilla de lesiones (¿preparador físico, cuerpo técnico o médico?) y de volver a la identidad que había adquirido el equipo sobre el cierre del año pasado, cuando planteaba los partidos desde la inferioridad, utilizando el sentido práctico del fútbol para cerrarse atrás y aprovechar las oportunidades.

Antes de recuperar a sus lesionados, lo primordial será restituir el orgullo propio que brilló por su ausencia durante la goleada sufrida a manos de Patronato. La crisis que hoy presenta -desde lo futbolístico y anímico, no desde los resultados- puede convertirse en apenas una mala anécdota si Leo Fernández sabe pilotear la situación y volver a ser el de antes.