Por Fabrizio Turturici

Antes de escribir estas líneas imaginaba una victoria ajustada de Central. Una victoria, haciendo una analogía automovilística, con el último fondo en el tanque de nafta. Sin embargo, como suelen demostrar estos jugadores y más allá de la anarquía táctica y estratégica imperante, volvieron a dejarlo todo para sostener a su entrenador Cristian «Kily» González en el cargo, logrando una importante vuelta al triunfo por 3 a 1 contra Atlético Tucumán en el Gigante de Arroyito.

Siguiendo con la analogía del auto, esta vez no solo les alcanzó con el último fondo en el tanque de nafta para llegar a destino, sino que incluso parecen haberlo llevado al mecánico para un service completo, aprovechando el largo parate por la selección argentina. De todos modos y esto lo sabía el propio cuerpo técnico, los más peligrosos compromisos son los que están por venir: el vigente campeón Colón en Santa Fe y el potencial campeón River en Rosario.

En el regreso de Vecchio a la titularidad, pieza indispensable en el armado ofensivo de los Canallas, tuvo fútbol del serio: esto es, para adelante. La verticalidad de Infantino, otro que regresó al once para ser figura, también fue determinante, además de la movilidad de Gamba -aún impreciso- y la presencia de Ruben en el área, elementos que bastaron para romper a su rival y ganar el partido.

Es cierto que al principio mostraba algo de vulnerabilidad en el fondo, que no era suficiente para sufrir debido a la pasividad tucumana, y esto fue por tener a una defensa adelantada y en línea, que al no estar escalonada podía desbaratarse con un simple pase filtrado. No obstante el abanico permanente de Ojeda en la zona media alcanzó para evitar las complicaciones de las fechas pasadas, esperando repetir lo mismo a futuro en la recta final de un irregular campeonato.

En la otra faceta que es la de ataque, la que mejor practica este Central, cabe destacar que lejos de formar un doble cinco como antes, Vecchio jugó decididamente de enganche y se conectó de buena manera en tres cuartos de cancha para llevar peligro, dejándole el armado a Ojeda o directamente a la salida con el buen pie de Ávila. El ’10’ auriazul participó de los dos goles en la primera mitad, previo al centro para que Ojeda la empuje y coronando con su definición una enorme combinación que fue de las mejores del torneo.

Ya con la comodidad del resultado, en el segundo tiempo el Kily modificó la fórmula para que el objetivo primordial deje de ser la búsqueda del arco de enfrente y pase a ser la posesión del balón. Así Ojeda se metió entre los centrales y Vecchio se movió por el círculo central. Los primeros minutos de esa etapa transcurrieron sin sorpresas, hasta que Ciccioli y Zabala ingresaron por Martínez y Lo Celso, pasando Infantino al costado izquierdo.

En este escenario, Atlético se adelantó varios metros y tocó en campo contrario, haciendo trabajar de vez en cuando al arquero Broun, que respondía con firmeza. Esto permitió como contrapartida que el local disponga de terreno liberado para el contragolpe, modo en que llegó el tercer gol de la tarde y el segundo de Vecchio, otro golazo, para liquidar la historia en Arroyito y con su firma. Ya su salida en lugar de Covea (como la de Gamba por Martínez Dupuy) fue para que bajen los aplausos de los cuatro hemisferios.

Después del descuento de Benítez para el 3 a 1 definitivo, lo que le impidió a los del Kily lograr la -a esta altura- hazaña del arco en cero y por eso la bronca de Broun, el pibe Infantino cayó acalambrado tras un enorme despliegue que lo colocó como una de las figuras del juego y fue reemplazado por el Pupi Ferreyra. En otro dato de color, Ruben que quería su gol personal se animó a patear un tiro libre directo y casi la clava en el ángulo, de no ser por la espectacular volada de Luchetti.

Así las cosas el Central del Kily González redondeó una gran vuelta al triunfo ante un rival que dejó mucho que desear, superando las turbulencias de la semana pero con la certeza de que no puede relajarse porque en poco tiempo tendrá por delante dos pruebas de fuego: el Sabalero y el Millonario, que puede llegar siendo o por ser el campeón de la Liga Profesional de Fútbol.