Por Enrique Genovar

Una medida acertada. Una decisión que se ajusta a la realidad. La decisión de declarar a los jugadores que integran el plantel principal como intransferibles que tomó la comisión directiva de Rosario Central fue correcta. Así la dirigencia auriazul expresó públicamente que el único objetivo a perseguir es el deportivo.

La medida adoptada tuvo como objetivo blindar el actual plantel y poner sobre la mesa una realidad: hoy al club no le hacen falta ingresos para salir a tapar agujeros. Hoy el club lo que necesita es encarar un nuevo desafío deportivo e intentar de una vez por todas encontrarse con la esquiva gloria. Y si bien nadie puede garantizar el éxito hay piezas claves en el plantel que deben estar sí o sí para encarar lo que viene. Y ahí apunta Central, a no vender la buena materia prima que posee.

Claro que la decisión expone a los futbolistas y los lleva a un terreno incómodo. Pero parece ser que no quedaba otra alternativa. Es que el cuerpo técnico necesita saber con certeza con qué material va a contar para conformar el equipo base que disputará el torneo y la Copa.

También el hecho de esta decisión tiene otro costado. La gran mayoría de los contratos de los jugadores tienen cláusula de rescisión. Y en Central algunas de esas libertades para emigrar no son por medio de un alto costo. Sin dudas esto deberá ser materia de análisis a la hora de confeccionar futuros contratos.

Con la decisión de los directivos auriazules quedó claro que si un jugador, de los que componen la base del plantel que eligió el entrenador, desea emigrar sólo lo podrá hacer ejecutando la cláusula de rescisión, algo que en el fútbol argentino no tiene tantos antecedentes. Central tomó una medida acertada y mandó un fuerte mensaje para el afuera y, especialmente, para el adentro.