Cuenta regresiva. Los directores técnicos de Newell’s y Rosario Central, Lucas Bernardi y Eduardo Coudet, respectivamente, preparan el clásico rosarino del domingo desde hace al menos 15 días, es decir, desde la semana previa al partido anterior al derby que desvela a la ciudad.

El arquero canalla, Mauricio Caranta se hizo amonestar al demorar excesivamente un saque de arco durante la victoria de Central sobre Aldosivi, en Mar del Plata (3-1), porque tenía cuatro tarjetas amarillas y corría el riesgo de ser sancionado contra Vélez y quedarse afuera del clásico.

Asimismo, el marcador lateral derecho auriazul, Pablo Alvarez, que también tiene cuatro tarjetas amarillas, fue preservado del partido que Central empató con Vélez (0-0) por una molestia muscular menor, aunque en realidad el ‘Chacho’ Coudet reconoció luego que lo guardó «para el clásico».

Lo mismo hizo el entrenador con el atacante César Delgado, quien no jugó en la victoria contra River por la Copa Argentina en San Juan (2-0) por una contractura en el isquiotibial izquierdo y sólo participó el primer tiempo en el triunfo sobre Aldosivi, en una cancha barrosa.

«Al ‘Chelito’ (Delgado) lo podría haber utilizado hoy, pero preferí preservarlo», admitió Coudet el domingo pasado, en la conferencia de prensa posterior al empate con Vélez.

Algo similar hizo el entrenador rojinegro, Lucas Bernardi, con los cambios que implementó en el equipo que empató sin goles con Tigre en Victoria, luego de la gran goleada por 3 a 0 sobre Racing, con dos laterales, dos volantes externos y dos delanteros externos juveniles.

En realidad, Bernardi utilizó el partido contra Tigre como una práctica de fútbol oficial con vistas al clásico y metió cuatro cambios de jugadores experimentados por juveniles: Marcos Cáceres por Franco Escobar, Milton Casco por Gabriel Báez, Lucas Mugni por Denis Rodríguez y Maximiliano Rodríguez por Mauricio Tevez.

El único jugador que pareció ‘salirse del libreto’ de preparar el clásico dos semanas antes fue el volante central ‘rojinegro’ Hernán Villalba, quien estaba amonestado y cometió una fuerte falta en el borde del área a los 74 minutos del partido contra Tigre, que le valió la segunda tarjeta amarilla y la expulsión, que lo dejó afuera del partido que todos quieren jugar.

Ahora, falta ultimar detalles, confirmar los once y tratar de que la ansiedad, los nervios y el fanatismo no les jueguen una mala pasada.