SáBADO, 30 DE NOV

Así como en el Obelisco, el predio de la AFA en Ezeiza está colmado de gente

Tras una gran vigilia con acampe en las puertas lugar, una multitud teñida de celeste y blanco aguardaba esta mañana con alegría, emoción y ansiedad la partida de la caravana de la selección nacional para celebrar el campeonato mundial de fútbol de Qatar.

 

Tras una gran vigilia con acampe en las puertas del predio de la AFA en la localidad bonaerense de Ezeiza, una multitud teñida de celeste y blanco aguardaba esta mañana con alegría, emoción y ansiedad la partida de la caravana de la selección nacional para celebrar el campeonato mundial de fútbol de Qatar.

Decenas de carpas montadas para pasar la noche, con lonas, mesitas, heladeritas, gorros, protectores solares y otros artículos de camping, componían el escenario de la expectativa de la gran cantidad de personas que disfónicas por tanta celebración y festejo desde la final del domingo no dejaban de cantar alentando a la selección en las puertas de la AFA.

Muchos se mostraban emocionados, llorando, algunos rememorando el Mundial del ’86 donde brilló Diego Maradona, pero ahora diciendo que este festejo se disfruta distinto después de 36 años sin la Copa del Mundial y coreando «Messi, Messi, Messi» y «Muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar«.

Entre la multitud, destacaron la presencia de muchas familias. Como el caso de la integrada por 16 personas que llegó anoche desde Llavallol, zona sur del conurbano bonaerense, en tres autos para agradecer a la selección y que esta mañana esperaban a sus ídolos jugando al truco – los adultos- y jugando con espuma – los niños y niñas.

Celeste, de 33 años, contó a Télam que es re futbolera y que éste es su primer mundial: «Juego al fútbol desde los 15; durante la final casi me desmayo, me bajó la presión. Estoy feliz por Messi, es un equipo que no estaba en la cabeza de nadie solo del técnico».

Roberto, 37 años, dice que no recuerda nada del Mundial del ’86, pero rememora que en «el ’94 cuando a Diego (Maradona) le cortaron las piernas me largué a llorar».

«Este equipo me dio todas las emociones, risa, llanto, tristeza, bronca, alegría, amor, mucho amor por Messi. ¿La final? Una película de terror que hay un monstruo y le pegás, se cae se levanta, lo matás, te revive, y bueno al final termina como tiene que terminar, con la copa en casa».

Roberto agregó que «Messi se merece este campeonato y también se merece todo el amor de la gente, salió bien, pero si no salía bien, él ya se ganó un lugar en el corazón de todos los argentinos».

Los niños de la familia confiesan que no pudieron dormir nada en la carpa desde que en la madrugada llegaron los campeones mundiales al país: Benja, de 5 años, dice que sus jugadores favoritos son Messi y el «Fidedo»; y Elías, de 9, afirma: «Yo tengo mucha pila para ver a Messi, es lo único que quiero».

Otra familia, todas mujeres, (Ana de 57 años, Juliana, de 33, y sus dos hijas Lara de 8 y Dana de 12) vinieron desde Virrey del Pino en remís hasta donde las dejaron pasar y luego caminaron 6 kilómetros hasta el predio de la AFA.

«Sufrimos, lloramos, pero es así sino sufrimos no vale. Yo viví el ’86, pero ahora es otra cosa con mis nietas y cómo lo viven, y para ser sincera por Messi, ese pibe vale todo, se merece todo. Yo estaba internada por Covid, estuve 21 días y cuando ganamos la final de la copa América mi marido me lo dijo por teléfono y para mí eso me levantó. Me llenó el corazón», cuenta Ana a la agencia Télam.

Más cerquita, otra familia con amigos llegó a las 7 de hoy desde Ezeiza. Gisela, la mamá de 39 años, dice que en el ’86 tenía solo tres años por lo que los recuerdos son vagos pero que éste lo vive «con mucha emoción» porque es muy futbolera. Tiene tres hijos varones que juegan en el club Tristán Suárez y que la acompañaron a agradecer a la Selección, mientras la beba de 1 año se quedó durmiendo en la casa. Los tres afirman que su sueño es jugar en la primera de un club y que luego quisieran integrar el combinado albiceleste.

El camino de esta mañana hacia el predio de Ezeiza, en los costados de la avenida Riccheri, mostraba decenas de personas que se iban concentrando con sus banderas, gorros y camisetas celestes y blancas a la espera de ver pasar el micro con los jugadores.

Bocinazos y «¡Vamos Argentina!» se repetían como el saludo obligado entre los autos que iban y venían en uno y otro sentido, rumbo a Ezeiza.

Un gran operativo policial estaba dispuesto a lo largo de todo el camino y a la altura de la localidad de Ciudad Evita ya había vallas y ya a 4 o 5 kilómetros del predio desde donde partirá la caravana de la Selección no se permitía el paso de automóviles particulares, salvo los autorizados.

«Leandro Paredes, Gonzalo Montiel, orgullo matancero», destacaba un pasacalle sobre la Riccheri, para destacar la procedencia del centrocampista y el defensor de la Selección Nacional campeona del mundo.

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