Por Fabrizio Turturici

Central empieza a acostumbrarse al sabor de la victoria. El conjunto de Leo Fernández se despachó con una goleada de 5-0 ante Olimpo, en su tercera alegría consecutiva, para afianzarse en juego y resultados. Con su sello juvenil y una magnífica actuación del pibe Lioi, los de Arroyito pasaron de ser un equipo insulso a un rival efectivo, práctico y volátil que se amolda a las cambiantes situaciones del partido.

A diferencia de otras oportunidades, Central asumió su rol de protagonista en el partido, tomando las riendas de su contrincante y sometiéndolo en su terreno. La «triple L», compuesta por los juveniles Lioi, Lovera y López, comenzó a demostrar desde temprano. Gracias a su permanente movilidad y técnica surgieron las primeras chispas en ataque y los frutos no tardaron en caer.

La apertura del marcador llegó a través de la pelota parada, para que Maxi González estampe el 1-0. Y la frutilla del postre se comió temprano en Arroyito, tras una magistral asistencia de Lovera y una mejor volea de Lioi para aumentar la cuenta y encaminar el triunfo. El contexto parecía el indicado para seguir floreándose, de la mano de un juego colectivo igual de intenso de principio a fin, donde se combinaron pases en velocidad ante un anémico Olimpo que se limitaba a verla pasar.

Punto aparte para los otros pibes de Leo, aquellos que supo afianzar en la primera canalla. Con la seguridad en el arco que aporta Ledesma, la contención y distribución de Maxi González en el círculo central, además de la ya mencionada «triple L», lo más determinante a la hora de pisar el acelerador de tres cuartos de cancha en adelante.

En el segundo tiempo, la historia se escribía de la misma manera. El pibe Lioi, figura de la noche, hizo delirar al estadio con otro golazo. En materia defensiva no corrió riesgos de ningún tipo, más allá de algunas piruetas fallidas de Cabezas. La mejor producción provino siempre del mediocampo, dotado con buen pie en todos sus flancos.

La fiesta se abrochó con otro de Lioi, para su triplete personal, y uno de Fernández. Además, ingresaron el capitán Marco Ruben y el refuerzo Néstor Ortigoza, para ponerle el moño a la noche auriazul.

En conclusión, una nueva victoria de Central que lo catapulta hacia su principal objetivo: clasificar a las copas internacionales de la próxima edición. El elenco de Leo tiene argumentos para esgrimirse como uno de los candidatos a pujar por un puesto entre los primeros once: y el mérito está en que, hace apenas unos meses, dicho horizonte era impensado.