Por Claudio Giglioni

Argentina cayó con justicia, ante un Colombia que lo jugó en el primer tiempo e hizo los goles en el segundo. Un seleccionado argentino inconexo, apático, sin intención de juego, y que volvió a mostrar las grandes fallas que viene arrastrando este equipo desde hace 10 años. Que es lo que pasa cuando no tiene la pelota

Lo Celso arrancó bien y después se diluyó, Di María nada, ni yendo ni viniendo. El elenco nacional parecía tirado en la cancha. En el complemento parecía que empezaba todo el partido, sin embargo, con los espacios Colombia encontró con Roger Martínez, un golazo.

A partir de ahí, Argentina se derrumbó, y eso también le mide la estatura como equipo. Una impotencia generalizada, un equipo extremadamente angosto.

Después llegó la frutilla del deporte, el gol de Duvan Zapata, que es un gol que le hace un equipo al otro, de dos categorías inferiores, sobrepasado en velocidad y con el quedo de Armani.

Nos vamos con preocupación, pero no con sorpresa, un equipo que fracasó en la intención de juego. Para rescatar lo de Tagliafico, la regularidad de Paredes y Messi, que con dos o tres jugadas fue el único que terminó mostrando peligro.

Colombia ganó con justicia, sobran las razones para explicar de por qué estamos en este momento deportivo, nos ganó Colombia, nos puso en la realidad de lo que fue una primavera autoinventada, tras el triunfo ante Nicaragua.