Newell’s está de licencia, al menos sus jugadores que recién volverán a trabajar el 4 de enero, pero Roberto Sensini y Lucas Bernardi no pueden tomarse vacaciones y la pregunta que se hacen los hinchas desde hace varios días cae de madura: ¿y los refuerzos?

Obviamente la ansiedad lógica de la gente y también de la prensa no condice con la realidad. No hay ninguna duda que Newell’s debe traer cuatro o cinco titulares si no quiere otro año con chances de fracaso, pero también es cierto que eso no sucederá antes de fin de año, salvo alguna excepción que pueda aparecer en el arbolito navideño leproso.

Es difícil que se pueda cerrar una negociación cuando apenas arranca diciembre. Sucede ahora y sucedió siempre. En parte porque los jugadores del exterior aún están en competencia y los que son del fútbol doméstico siempre se toman un tiempo para analizar las propuestas más convenientes. Y ahí aparece un problema para Sensini y la dirigencia a la hora de «tentar» a los candidatos. Es que Newell’s no afrontará en 2016 ninguna competencia internacional y desde afuera dio muestras de un año conflictivo dentro y fuera de la cancha, con episodios previos a los clásicos que no son buena prensa para alguien que analice llegar al Parque.

Frente a ese panorama, Sensini y Bernardi deberán apuntar bien. No sólo necesitan buscar a jugadores que puedan solucionar las carencias del equipo, sino además, encontrar futbolistas que vean en la Lepra un lugar donde catapultarse, como sucedió con Casco o Boghossian, por poner ejemplos de los últimos tiempos, o un lugar donde encontrar otras motivaciones, como sucede con los ex futbolistas leprosos que desean regresar o algunos experimentados que juegan en el exterior y ven a Newell’s y a sus hinchas como una experiencia para disfrutar.

También habrá que tener la billetera lista. Hoy será difícil que la Lepra pueda traer buenos refuerzos si no propone buenos contratos. Por eso la dirigencia y Bernardi apuntaron primero a una «limpieza» de jugadores que no serán tenido en cuenta y que con su salida podrían «alivianar» los costos, como ya sucedió con Ustari y Bernardello, y podría suceder con Víctor López, Coty Fernández, Figueroa y Tonso, entre otros.

La ansiedad es grande en los hinchas. Y tiene sentido. Pero traer un refuerzo a inicios de diciembre o el 5 de enero no cambia demasiado el tema. La responsabilidad de Sensini y la dirigencia no debe pasar por la premura, sino por la calidad. Si los nombres son los necesarios, esperar un poco se puede tolerar. Lo importante es no equivocarse.