Los turistas estaban en la playa de Santa María, en la bahía de Cádiz, y un grupo de personas se acercaron rápidamente a la costa: un delfín se había quedado atrapado en la orilla.

«Yo estaba en la toalla con mi madre y de repente vi saltar algo en el agua. Cuando lo vi otra vez, grité: ¡Mamá, un delfín!», explica Inés Oliva, que fue testigo del suceso.

En febrero de 2016 una cría de delfín murió en Santa Teresita porque los turistas en lugar de devolverlo al agua, se dedicaron a sacarse fotos con el animal. Y en enero de este año volvió a ocurrir lo mismo en San Bernardo. Al igual que sucedió en Almería, España en agosto.

Pero esta situación era distinta. El animal, de pequeño tamaño, tenía un hilo de pesca enredado en el hocico. Los bañistas lo liberaron y lo devolvieron mar adentro.

«Cuando volvió al agua, otros dos delfines más grandes no paraban de dar vueltas alrededor, parecía como si estuviesen dando las gracias. Fue súper emotivo”, dijo la testigo.