Unas 10 millones de personas en la Argentina se sumaron ya desde las redes sociales al debate sobre la protección de los animales y la oposición al cautiverio, incluso en zoológicos con atención de profesionales.

Según expertos, en los últimos cinco años se consolidó en Argentina una tendencia mundial el debate sobre si los animales deben ser considerados sujetos en lugar de objetos de derecho.

Las organizaciones que promueven el bienestar de los animales han logrado poner el tema sobre la mesa de discusión, construyendo una nueva «agenda sensible emergente», dice un informe del Centro de Estudios en Comunicación Aplicada (CECAP) de la Escuela de Posgrados en Comunicación (EPC) de la Universidad Austral.

Esa agenda se configura a partir de tendencias sociales cuyo desarrollo redundará en una reconfiguración de las relaciones, estructuras e instituciones, consolidando un nuevos paradigmas de juicios morales y distribución del crédito público.

Así lo expresaron los profesores de la casa de altos estudios Juan Pablo Renzi, Juan Pablo Cannata y Arturo Fitz Herbert, autores del estudio de las estrategias comunicacionales y el accionar en redes sociales de los principales grupos protectores de animales del país.

Entre los hitos que llevaron al cambio, el informe identifica tres hechos fundamentales: el primero es la muerte de Winner en diciembre de 2012, el último oso polar que habitaba en el Zoo de Buenos Aires, por efecto de la pirotecnia y el calor agobiante.

El segundo hecho fueron los fallos judiciales de 2014 y 2015 que hicieron lugar a una acción de amparo que solicitaba que la orangutana Sandra del Zoo de Buenos Aires fuera considerada «persona no humana» y trasladada a un lugar donde pudiera vivir «dignamente».

Y el tercero de los hitos estuvo protagonizado por los conflictos en el zoo de Mendoza que produjeron su cierre temporario a principios de este año, según el análisis de los grupos que promueven el bienestar animal sobre una medición de 117 organizaciones.

A partir de un estudio de focus group y análisis de su actividad en redes sociales, los autores explican que detrás de una ola general de activismo proteccionista, se abre una complejidad de diversos grupos que participan en debates específicos, a veces con conflictos internos latentes.